El viaje del PSOE en manos de Sánchez: del constitucionalismo al revisionismo
Exministros socialistas, diputados constituyentes y líderes parlamentarios de hoy analizan para ABC la evolución de la izquierda
«Reinterpretar la amnistía de 1977 es romper con los cimientos de la Transición», el aviso más repetido
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Iniciar sesiónEl 1 de diciembre de 1983, con Felipe González en La Moncloa , el BOE publicó un escueto real decreto : «A fin de solemnizar adecuadamente el aniversario de la fecha en la que el pueblo español ratificó mediante ... referéndum la Constitución , el Gobierno ha considerado oportuno adoptar las medidas conducentes a dicho fin». Faltaban unos días para el V aniversario de la Carta Magna y el decreto continuaba con cinco artículos que declaran el 6 de diciembre 'Día de la Constitución' y mandan a las instituciones nacionales, territoriales y a las Fuerzas Armadas conmemorarlo «con la mayor solemnidad».
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Cuando llegó aquel primer 6-D , el entonces presidente del Congreso y padre de la Constitución, Gregorio Peces-Barba , se congratuló de que «la maldición de la dialéctica amigo-enemigo y del odio como motor de la vida política» hubiera quedado lejos de la política española, y celebró que el deber de obediencia atara a todos: «gobernantes y gobernados». «El derecho es el único cauce racional de ordenación de la vida social y tiene que ser respetado y acatado», abundó.
Beneficiar a los extremistas
La realidad de hoy es casi antagónica. El PSOE también ocupa La Moncloa, pero Sánchez ha incluido en la «dirección del Estado» a fuerzas territoriales que no solo no conmemoran la Constitución sino que pretenden echarla abajo. El Congreso se ha roto en dos bloques incapaces de colaborar como amigos y los indultos concedidos a los condenados por el 'procés' han puesto en duda que el acatamiento de la ley obligue por igual a gobernantes y a gobernados. La política se ha convertido en un cauce alternativo para ordenar la vida social y el último capítulo de este desplazamiento del derecho es la reinterpretación de la Ley de Amnistía planteada por PSOE y Podemos .
Diputados de las Cortes Constituyentes y líderes parlamentarios actuales de distinto signo político analizan para ABC este viaje del PSOE. Y la conclusión mayoritaria es que el revisionismo de la Transición pone en peligro las bases de la Constitución.
El exministro socialista Virgilio Zapatero entiende que los planteamientos que tuvo su generación política, la constituyente, «no tienen por qué ser los mismos que ahora», pero advierte de que la Ley de Amnistía fue «el cimiento de la Constitución» como pacto hecho entre todos para «mirar hacia adelante, no para olvidar». «La Carta Magna se puede cambiar y bienvenidos sean los cambios siempre que se hagan por las vías previstas. Pero tocar esos cimientos es una operación mucho más delicada que supone una ruptura. Se debe evolucionar y reformar, pero sin afectar a los cimientos», advierte. Para este socialista histórico, «la nueva ley de memoria es un paso importante para saldar deudas pendientes y merecería la pena apoyarla, pero si no toca la amnistía». Con él coincide otro exministro socialista que también fue parlamentario de las Cortes Constituyentes, Jerónimo Saavedra . «Me plantea cierta inquietud el revisionismo de sectores mal llamados progresistas», admite. «No se puede gobernar en base a rencores sino a reconocimientos, y gracias a la Ley de Amnistía llevamos 43 años de democracia y Constitución», critica.
Venezuela y Cuba son ejemplos de lo que sucede en una sociedad cuando no hay capacidad de pacto ni de renuncia
En su opinión, reinterpretar aquella ley «supone acentuar la división de la sociedad en bloques y la historia demuestra que eso ha sido funesto para los españoles», recuerda. «No hay que tocar las cuestiones que benefician a los extremismos», pide a Sánchez. «Tenemos a Venezuela o Cuba como ejemplo de lo mal que se ponen las cosas cuando no hay capacidad de pacto, de renuncia... Sin ellos no hay manera de reconstruir una democracia cuando se ha perdido», remacha.
«La mayoría no está a favor»
El consenso en torno a esta idea es claro en esta generación de políticos, con independencia de su ideología. El exvicepresidente del Congreso por UCD y diputado constituyente, José Miguel Bravo de Laguna , lamenta que el PSOE haya pasado de ser «proconstitucionalista» a aliarse con «los enemigos de la Transición» y entrar en el revisionismo de aquella etapa. «Es un gran error desde el punto de vista histórico porque la amnistía no fue para olvidar el pasado sino para mirar hacia el futuro. Es un error de enormes consecuencias y vamos a ver adónde llegamos», reflexiona con preocupación. «Estamos en una deriva muy delicada y muy peligrosa para la política española y para su estabilidad porque revisar es fácil, pero llegar a consensos después, no es tan sencillo», avisa al Gobierno.
Por su parte, el senador constituyente por UCD Diego Cambreleng pone el acento en lo que implica el revisionismo como ruptura con el espíritu de concordia. «En la Transición se tuvieron en cuenta los pareceres de todos y el espíritu de colaboración es lo que permitió sacar adelante la Constitución. Sin embargo, revolver el pasado, revolver la amnistía se sale de ese espíritu. No se debe romper con la colaboración y la concordia porque es lo que ha permitido que la Carta Magna dure ya 43 años, más que ninguna de sus predecesoras. La ley de memoria no debe meterse en eso y creo que la mayoría de los españoles no está a favor de que lo haga».
«Ahonda en la concordia»
En cambio, el actual portavoz socialista, Héctor Gómez , no lo ve así y defiende la iniciativa del Ejecutivo. A su juicio, el nuevo texto de memoria «no pone en peligro los cimientos de la Constitución, sino que profundiza, precisamente, en sus valores». «No es un ataque a la Transición. No pretende reescribir la historia ni proyecta instaurar ningún tipo de transcripción oficial. Es un paso más en la senda del perfeccionamiento de nuestra democracia», intenta tranquilizar a los críticos. «Los socialistas somos unos defensores absolutamente indiscutibles de la Transición y de todos los pasos que se dieron hasta la promulgación de nuestra Carta Magna», subraya.
Pero la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra , pone en duda las palabras de Gómez. «Los cimientos de la Constitución son la concordia y el reencuentro. La reinterpretación de la Ley de Amnistía busca no dejarnos ser hijos de la Transición y mantenernos como nietos de la dictadura ». Para esta dirigente popular, el sanchismo ya no es socialismo : «Lo ha devorado». «La gran diferencia entre uno y otro es que para Sánchez el fin justifica los medios. Y esto significa la ausencia de límites para mantenerse en el poder, incluido destrozar y reinterpretar el papel que tuvo el propio PSOE en la Transición», sostiene. «Si necesita unos votos, no tendrá problema en entregar esa parte de nuestra historia», augura.
Mientras tanto, el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique , mantiene el pulso. «Todo el ordenamiento jurídico español está subordinado al cumplimiento de los tratados internacionales. Esto no es opinión política, esto es derecho», señala tajante. «La única interpretación posible de la Ley de Amnistía es cumplir con los tratados internacionales, que dicen que todos los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles e inamnistiables», presiona. «Unidas Podemos no cambia ninguna interpretación, sino que cumple con dichos tratados. En España ha habido demasiados jueces que no los han cumplido sobre los crímenes del franquismo », carga. Ante esta presión, la presidenta de Ciudadanos , Inés Arrimadas , ve a Sánchez «capaz de todo». «Si los nacionalistas y populistas llevan este chantaje hasta el final, el PSOE puede volver a ceder ante ellos. Sánchez ha demostrado que hasta el legado de nuestros padres y abuelos, la Transición, es negociable».
Sánchez conmemorará mañana la Constitución mientras sus socios reclaman el fin del «régimen del 78»
En este nuevo clima de amigos-enemigos que Peces-Barba maldecía hace casi 40 años, Sánchez conmemorará mañana el 43 aniversario de la Constitución. Lo hará enfrentado a las demás fuerzas constitucionalistas y mientras sus socios piden acabar con el que llaman «régimen del 78».
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