Los «cazadores» de corruptos

Las cifras de estos últimos cuatro años son elocuentes: en relación con actividades de corrupción se han descubierto 85 delitos de tráfico de influencias, 138 de blanqueo, 407 de cohecho, 263 contra la Hacienda Pública, 151 delitos societarios, 174 falsedades de subvenciones, 266 de malversación de caudales públicos, 320 prevaricaciones administrativas y 77 prevaricaciones urbanísticas. Una media de unos 500 hechos delictivos anuales, a los que habría que añadir los de organización criminal, que en ocasiones es aplicable también .

El gran avance en esta materia ha venido dada, sobre todo, por la mayor especialización de los que intervienen directamente en la investigación en estos hechos, que actúan con una independencia del poder político hasta hace poco inimaginable. Como ejemplo, valga recordar que en estos cuatro años el partido más afectado por las operaciones contra las tramas corruptas ha sido el PP, que sostenía al Gobierno . Y ha sido así hasta el final, como demuestra las operaciones que han afectado al Ayuntamiento de Valencia o el de la empresa pública Acuamed.

La potenciación de la Fiscalía Anticorrupción y contra el Crimen Organizado, cuyo fiscal jefe es Antonio Salinas, se ha revelado como clave en este salto de calidad en las investigaciones . Este grupo de fiscales altamente especializado y con menos medios de los deseables ha logrado desentrañar, junto con las Fuerzas de Seguridad, la Agencia Tributaria y la ONIF, tramas tan importantes como la Púnica, la del 3 por ciento de Cataluña, el caso de los Pujol, la Gürtel o Nóos, por citar solo unos ejemplos. Han conseguido, además, que su presencia ya desde la fase de investigación, liderando la misma, sea garantía de calidad de la misma, aportando con ello una enorme seguridad a los jueces instructores que en su mayoría, no hay que olvidarlo, no están especializados en este tipo de criminalidad tan compleja .

Su presencia en los registros policiales, en las detenciones, a pie de calle, forma ya parte de la normalidad en estas operaciones, lo que es especialmente apreciado por los agentes que hacen el trabajo sobre el terreno. Sus medios siguen siendo escasos, a pesar de que esta legislatura se han creado más plazas, pero este grupo de fiscales, sobresaturado de trabajo, ha conseguido unos niveles de eficacia muy importantes. Además, tienen ya una amplia red de contactos en otros países y organismos internacionales , de enorme utilidad en investigaciones en las que hay que seguir la pista del dinero por todo el mundo.

Es importante en esta Fiscalía el trabajo de las unidades adscritas de las Fuerzas de Seguridad y de Aduanas , a pesar de que están infradotadas de investigadores y por tanto sobresaturadas de trabajo, lo que supone una de las asignaturas pendientes para que Anticorrupción crezca más aún como punta de lanza contra esta criminalidad.

Por supuesto, el trabajo de las Fuerzas de Seguridad también ha vivido un salto de calidad de enorme trascendencia. Primero fue la Policía, con la creación de la UDEF, la que dio ese paso adelante, al que inmediatamente se incorporó la UCO, cuyo Departamento de delitos económicos está consiguiendo unos resultados admirables, a pesar de ser más pequeña de tamaño que la de sus compañeros.

La UDEF de la Comisaría General de Policía Judicial fue creada en 2005, con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Hasta entonces, las capacidades de la Policía para investigar los delitos financieros estaba dispersa en varias brigadas como la de Delitos Monetarios, que pasó a llamarse Brigada de Delitos Económicos; la del Banco de España o la Unidad Adscrita a la Fiscalía Anticorrupción, entre otras. Esta estructura era poco eficaz en grandes operaciones que necesitaran despliegues importantes.

Esta unidad tiene cinco brigadas: la de Blanqueo de Capitales, la de Investigación de Delitos Monetarios, la de Delincuencia Eonómica, la del Banco de España y otra más de Inteligencia Financiera que trabaja dentro del Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac). A ellas hay que añadir la Unidad Adscrita a la Fiscalía Anticorrupción.

La UCO de la Guardia Civil cuenta, por su parte, con el Departamento de Delincuencia Económica y Tecnológica , un grupo de elite más reducido pero que cada vez tiene un papel más importante en la lucha contra la corrupción. Tiene cuatro grupos: uno de Delincuencia Económica, otro de Delitos contra la Administración, la unidad adscrita a la Fiscalía Anticorrupción y el de Delitos Tecnológicos, autónomo en sus investigaciones pero que da cobertura al resto cuando es necesario.

Este Departamento de Delincuencia Económica y Tecnológica actúa también en apoyo de sus compañeros de las Comandancias , con los que trabajan en operaciones de forma conjunta, y a su vez son apoyados, si así lo requiere el caso, por el Servicio de Información. Aunque no son todavía muchos en número, cada vez el departamento tiene más importancia y cuenta con más medios humanos y materiales.

El perfil tanto de los miembros de la UDEF y de la UCO es similar: personas muy jóvenes, entre los que abundan licenciados en Derecho, Económicas o Empresariales aunque no es requisito indispensable, pues reciben formación de forma continua, y que hablan idiomas. Pero lo más importante es que tengan ese olfato de investigador que es el que al final consigue dar con el hilo desde el que tirar.

Con estos mimbres, junto al importante apoyo de la Agencia Tributaria, el Sepblac y la ONIF, además por supuesto de jueces comprometidos, los resultados han llegado y aún llegarán más. Los ciudadanos seguirán alarmados por la corrupción pero, al menos, están seguros de que se combate, y de forma eficaz e independiente, en términos generales.