El día que Susana Díaz «toreó» al Senado a cuenta de los ERE

Como era de esperar, la por entonces presidenta de Andalucía, criada políticamente al abrigo de José Antonio Griñán y Manuel Chaves , contestó a muchas cosas, pero ninguna respuesta arrojó luz sobre las cuestiones que le lanzó, como si fueran miuras saliendo de chiqueros, Luis Aznar, el senador del PP que ostentó la portavocía en las sesiones de esta comisión.

[Lea aquí la crónica de esa comisión sobre los ERE en el Senado]

Fueron horas y horas, casi cinco, de interrogatorio. Preguntas, preguntas y más preguntas que Díaz despejó con soltura, la destreza que se le presupone a los políticos de cuna, esos que aprenden todas las argucias de sus mayores en las juventudes de los partidos. Tan cómoda estaba Díaz, vestida de blanco impoluto para la cita, que en una ocasión incluso sobrepasó los límites de la ironía para «torear» a su interlocutor.

«Es usted un hombre de altísima talla , de categoría inigualable», le espetó Díaz al senador leonés que, mordiéndose la lengua, matizó que él sólo medía 1,64 metros de altura. Pizpireta, y para regocijo de su entregado público -la expresidenta se trajo aquel día a Madrid a un nutrido séquito que presenció la comisión in situ-, la socialista matizó sus palabras: «De altísima talla intelectual, me refería».

En aquella sesión, valga el uso coloquial, Díaz aburrió a las ovejas. Pese a la insistencia de Aznar, la expresidenta no se movió un ápice de su discurso, que se basó en desentenderse de lo juzgado en el caso ERE y en desligar a su Ejecutivo, posterior a la trama, de cualquier irregularidad.

«Ni usted ni nadie [por Aznar] puede situar mi responsabilidad fuera del periodo en el que presidí la Junta de Andalucía», recalcó la socialista en uno de los momentos más tensos de una comisión en la que, en lugar de dar respuestas que ayudaran a esclarecer la trama que hoy ha sido condenada, Susana Díaz se esmeró en repartir «capotazos». Aquel día, la socialista «toreó» al Senado. Hoy, sin embargo, es una jornada gris para el PSOE de Andalucía. El mismo que ella dirige tras coger el testigo de José Antonio Griñán y Manuel Chaves, condenados a seis años de cárcel y nueve de inhabilitación, respectivamente.