Sorpresa de «Txeroki» al ver que sus captores eran «esos turistas españoles»
Una docena de compañeros de los guardias asesinados.Trapero y Centeno han vigilado en los últimos días al terrorista
Hace casi un año, una mañana helada de diciembre, ocho guardias civiles cargaban a hombros el ataúd de su compañero Raúl Centeno Bayón en el patio de la Dirección General del Instituto Armado, con la rabia y el dolor contenidos a partes iguales. Detrás, todo ... el Grupo de Apoyo Operativo (GAO) del Cuerpo arropaba a la familia. Tres días después se repetía el duelo, tras morir en el hospital Fernando Trapero Blázquez, el otro agente que resultó gravemente herido en el atentado de Capbreton.
Algunos de esos guardias tuvieron la oportunidad de mirar de tú a tú la pasada madrugada a quien apretó el gatillo que acabó con la vida de sus amigos. Garikoitz Aspiazu, alias «Txeroki», no sólo se sorprendió de que lo detuvieran. También de no haberse percatado de que esos «turistas españoles» con los que llevaba días cruzándose en un momento u otro durante su estancia en el pequeño pueblo de Cauterets eran guardias civiles.
Cerca de una docena de agentes del GAO, del centenar que trabajan normalmente en Francia, han participado en el seguimiento y detención de «Txeroki», según fuentes de la investigación. Los guardias Fernando Trapero y Raúl Centeno pertenecían a este grupo. Uno de ellos se cruzó de frente horas antes del arresto con el terrorista. En el GAO no existía ninguna duda. De hecho, desde el asesinato de sus compañeros, el Grupo de Apoyo que ha participado en todos los éxitos recientes contra ETA en territorio francés, se había tomado como un empeño personal la captura de los asesinos de dos de sus miembros. Desde el atentado de Capbreton se sospechaba que el jefe de los «comandos» estuvo en el lugar del doble asesinato. La sospecha adquirió carácter de certeza cuando dos miembros del «comando Nafarroa», desarticulado a finales de octubre, declararon que el propio «Txeroki» les dijo que él mató a los guardias civiles.
Las familias de Raúl Centeno y de Fernando Trapero fueron casi las primeras en enterarse de la captura del sanguinario etarra. Desde la Unidad responsable de las detenciones se llamó a los padres de los agentes, José Centeno y Fernando Trapero, ambos miembros del Cuerpo. El primero aún sigue en activo, destinado en la Unidad de Protección y Seguridad (Uprose). El segundo ya está en la reserva. José Centeno, al que recordamos besando las dos condecoraciones concedidas a su hijo, comentó horas después del arresto la sensación de «descanso». La palabra satisfacción no entra en el vocabulario de estas familias amputadas por cumplir con su deber. «Nos queda el único consuelo de que al menos no va a matar a nadie más», dijo el padre de Raúl Centeno.
Dos «gaos» vocacionales
Raúl (24 años) y Fernando (23) eran dos vocacionales. El primero se crió correteando por el cuartel de Batalla del Salado (Madrid), donde vivía la familia. Escogió el Grupo de Apoyo Operativo a conciencia, con la mayor ilusión. Como Fernando, pasó un selectivo curso destinado a los mejores. La familia del GAO se partió en dos cuando «Txeroki», según él mismo, acabó con ellos.
Pese a su juventud ya habían participado en delicadas operaciones en el siempre complicado escenario francés. Ambos tenían sendas felicitaciones y ambos sendas propuestas. Fernando era un «polilla» que mamó el servicio en el Colegio de Guardias Jóvenes. A sus familias, la verdadera y la profesional, les queda el pequeño consuelo de ver por fin al asesino en prisión.
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