Reinares: «El 11-M se pudo evitar muchas veces desde que se planeó en 2002»
El director del Programa sobre Radicalización Violenta y Terrorismo Legal del Real Instituto Elcano desvela en su último libro cómo fue posible la matanza de Madrid
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Iniciar sesiónFernando Reinares , catedrático de Ciencia Política de la Universidad Rey Juan Carlos y director del Programa sobre Radicalización Violenta y Terrorismo Global Real Instituto Elcano , acaba de publicar el libro '11-M La venganza de Al Qaeda', de la editorial Galaxia ... Gutenberg, su tercer y definitivo volumen sobre el 11-M. Además de profundizar en las conclusiones de los dos anteriores, en esta obra analiza qué falló para que se pudiera perpetrar una matanza como aquella.
«Si nos ceñimos al sistema de seguridad propiamente dicho -explica a ABC-, se trató ante todo de un fallo policial y de Inteligencia puesto que en la Policía, en la Guardia Civil y en el Centro Nacional de Inteligencia se tenía suficiente conocimiento previo sobre buena parte de los terroristas del 11-M. Además de problemas estructurales como el de la descoordinación, en los servicios antiterroristas se malentendió la naturaleza y el alcance de la amenaza yihadista que se cernía sobre España, se subestimó lo que una serie de inmigrantes musulmanes ya conocidos por su islamismo radical hacían en Madrid durante los dos años previos al 11-M desconsiderando sus vínculos externos o la existencia de un mando central con el que pudiesen estar conectados. Y también se soslayó -y es importante subrayarlo- que cuando los yihadistas plantean atentar en un país occidental lo hacen tanto por sus intervenciones militares en el exterior como por sus actuaciones policiales y judiciales en el interior».
Legislación inadecuada
Precisamente, uno de los elementos clave para explicar la formación de la célula yihadista que atentó en Madrid fue la deficiente legislación de entonces. «La legislación antiterrorista vigente a fecha del 11-M, es decir, la contenida en el Código Penal de 1995 -relata el autor del libro-, estaba pensada para tratar el terrorismo de ETA. Sus limitaciones para abordar el terrorismo yihadista eran manifiestas. No facilitó el empeño de los funcionarios de la Comisaría General de Información, durante 2002 y 2003, por acumular la evidencia requerida para detener y encarcelar a El Tunecino o a Zougam, que ya cuatro años antes del 11-M participaban en actividades de radicalización y reclutamiento. O para detener y encarcelar a Berraj, que en 2000 viajó a Afganistán para recibir entrenamiento. Pero ni las actividades de adoctrinamiento, ni las de captación, ni tampoco las de entrenamiento terrorista, estaban entonces tipificadas como delitos de terrorismo».
«En los años previos al 11-M -añade Reinares-, los jueces de la Audiencia Nacional cuestionaban que en España fuera posible condenar a alguien por pertenecer a una entidad yihadista si no era una entidad yihadista que atentara dentro del territorio nacional. En la Fiscalía consideraban este terrorismo de segunda categoría o marginal. Esto cambió algo con el 11-S y más con el 11-M, pero la legislación no se adecuó hasta la reforma del Código Penal en 2010. En 2015 tuvo que actualizarse de nuevo, a la vista de cambios observados en los patrones de conducta de los yihadistas. Pero hay margen de mejora», concluye.
Destaca, no obstante, que «tras el 11-M se inició una reforma de las estructuras de seguridad interior, que estaban muy desarrolladas y eran altamente eficaces en la lucha contra el terrorismo de ETA, para adaptarlas a los desafíos del terrorismo yihadista».
Principales fortalezas
Para este experto en esa cuestión «radican actualmente nuestras principales fortalezas, aunque para continuar siéndolo están obligadas a una continua actualización debido a las mutaciones del yihadismo global y de su amenaza terrorista». Y considera que «nuestras principales debilidades se sitúan en la incapacidad para haber desarrollado un plan de prevención de la radicalización yihadista. Más concretamente en las carencias políticas que existen, a distintos niveles de gobierno, para abordar el desafío social que en relación con todo ello suponen tanto la desmesurada influencia del islamismo en las comunidades musulmanas como el crecimiento de un salafismo autosegregador para cuyos adeptos la democracia es, según conciben la jurisprudencia islámica, un pecado».
Como ya se ha señalado, el que ahora ve la luz es el tercer y definitivo libro que Fernando Reinares escribe sobre la matanza de los trenes, resultado de unas investigaciones que comenzaron en diciembre de 2008.
Doce años de trabajo
Después de doce años de trabajo intenso, resume su tesis de la matanza de Madrid con tres conclusiones fundamentales : «Primera: los atentados del 11-M materializaron una doble venganza. Segunda: Amer Azizi fue el cerebro o autor intelectual del 11-M. Tercera: los atentados del 11-M pudieron haber sido evitados en numerosas ocasiones a lo largo de los dos años durante los cuales se planificaron y prepararon». Y explica a continuación: «La decisión de atentar en España se tomó en diciembre de 2001 como venganza por haber asestado a Al Qaeda el mayor golpe que la organización yihadista recibió en Europa occidental tras el 11-S. Me refiero a la Operación Dátil«.
«Los planes fueron aprobados por el directorio de Al Qaeda en 2003 como venganza por la presencia militar española en Irak. Azizi, marroquí y exmiembro de la célula que Al Qaeda tuvo en España entre 1994 y noviembre de 2001, fue el conducto entre la red terrorista que empezó a movilizarse en Madrid en marzo de 2002, precisamente siguiendo sus instrucciones, y el mando central de Al Qaeda con base en el noroeste de Pakistán. Pero, como ya he dicho y es muy importante insistir en ello, los atentados del 11-M pudieron haber sido evitados en numerosas ocasiones a lo largo de los dos años durante los cuales se planificaron y prepararon».
La amenaza sigue
En unos momentos en que la preocupación de la sociedad por el terrorismo yihadista ha disminuido mucho -por cierto, igual sucedía en 2004-, es obligatorio plantearse si hoy sería posible en España un atentado de la entidad del de Madrid: «Responderé con un hecho -dice el investigador-. En el verano de 2017, los miembros de una célula yihadista que comenzó a formarse en Ripoll en 2015, desenvolviéndose sin inquietar a ninguno de los servicios antiterroristas en Cataluña, estuvieron muy cerca de ocasionar en Barcelona una matanza similar o mayor que la del 11-M. En España, como en otros países europeos, la amenaza yihadista no ha dejado de existir, aunque los niveles de movilización yihadista se hayan reducido y las restricciones impuestas por la pandemia limiten las capacidades de los yihadistas».
Y ya sobre las últimas llegadas de 'foreing fighter' a Almería en patera, detenidos por la Policía, reflexiona: «Hay yihadistas que han entrado a España valiéndose de las tramas de inmigración ilegal. Pero, entre los detenidos en España los últimos nueve años, apenas uno de cada diez era extranjero en situación irregular. Tres de cada diez tenían nacionalidad española y cuatro eran extranjeros regularizados, sobre todo marroquíes».
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