El PSOE se jacta del fracaso de Díaz con ERC en la reforma laboral
La medida estrella de la legislatura saldrá adelante con los votos de Cs y UPN que despreció Podemos
La vicepresidenta y Rufián acentúan su enfrentamiento y los comunes la respaldan con un órdago a Aragonès
En directo, el Congreso de los Diputados vota hoy la convalidación de la reforma laboral
El Congreso de los Diputados vota hoy la convalidación de la reforma laboral. Prevista como la medida estrella de la legislatura de coalición entre PSOE y Unidas Podemos ha terminado por ser un dolor de cabeza para el Gobierno. Se trata de la ley ... sobre la que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, basa buena parte de su proyección de cara a las próximas elecciones generales. Pero en el proceso ha quedado muy debilitada.
A apenas unas horas de la sesión parlamentaria de este jueves, la parte socialista del Gobierno se jacta del «fracaso» de Díaz en la negociación política de esa reforma, que no suma por la izquierda más apoyos que el de Íñigo Errejón y los otros dos diputados de Más País-Compromis, mientras que recibe un sonoro rechazo de ERC y Bildu, las dos formaciones que en enero de 2020 permitieron con su abstención la investidura de Pedro Sánchez y que luego han votado a favor dos años consecutivos de los Presupuestos Generales del Estado. Confirmados los apoyos de los nueve diputados de Ciudadanos (Cs), despreciados hace solo una semana por la vicepresidenta segunda, y a última hora de ayer los cuatro del PDECat, la reforma se enfrenta a una votación agónica en la que el Ejecutivo acude con una nueva mayoría en la que también han precisado de los dos votos de UPN. El Gobierno necesitaba que no se situasen en el bloque del «no» .
Finalmente sus dos diputados votarán a favor. Si no hay imprevistos de última hora, la convalidación del decreto saldrá adelante con 176 votos a favor y 173 en contra. Con ERC, PNV y Bildu abandonando al Ejecutivo en este trance. La reforma laboral de la izquierda dependerá, en última instancia, del voto de casi dos decenas de diputados de centroderecha.
Si Pablo Iglesias abogó en su día por incorporar a los independentistas catalanes y vascos a la «dirección de Estado», su sucesora en la vicepresidenta segunda y ungida por el ex secretario general de Podemos como candidata a la presidencia del Gobierno ni siquiera ha podido lograr que respalden el acuerdo alcanzado con los sindicatos y la patronal para modificar la reforma laboral acometida en 2012 por el Partido Popular.
Desgarro con ERC
Una reforma que Díaz considera «histórica» y de cuyas virtudes, relatan fuentes de su entorno, se quedan «maravillados» tanto sindicatos de países europeos como trabajadores que, siempre según esas fuentes, jalean y vitorean las últimas semanas a la también titular de Trabajo en diversos actos e incluso por la calle. Nada que convenza al portavoz de ERC en Madrid, Gabriel Rufián, quien ayer mismo, en declaraciones a los medios en el pasillo del Congreso dejó claro que no hay posibilidad ni siquiera de una abstención de sus trece diputados si el Gobierno no ofrece una «derogación real» de la norma vigente, que a su juicio «provocó muchísimo dolor y precarizó a toda una generación».
En el mismo pasillo, Díaz instaba a ERC a que «nos sentemos a negociar con seriedad» y volvía a subrayar que de no salir adelante su reforma seguirá en vigor la del Gobierno de Mariano Rajoy, mermando a su juicio los derechos de muchos trabajadores. El nivel de enconamiento entre Díaz y ERC ha llegado a su punto álgido en las horas previas a la votación de la reforma laboral en el Parlamento, hasta el punto de que los comunes lanzaron ayer un órdago al anunciar que retirarán su apoyo al Gobierno catalán del republicano Pere Aragonès si finalmente su partido vota en Madrid en contra del proyecto del Ejecutivo central. Singularmente en Cataluña, el mensaje de que la reforma laboral salga adelante con el apoyo decisivo de Ciudadanos preocupa a la formación que tiene en la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau , uno de sus referentes.
En las últimas semanas, desde el equipo de la vicepresidenta segunda no ocultan su enfado con ERC, cuya posición atribuyen a razones electoralistas o de «politiquería». Las mismas fuentes aseguraban ayer mismo, víspera de la votación, que los independentistas catalanes ni siquiera habrían contestado a varias propuestas formales de negociación. Y anunciaban además que en Cataluña explicarán, llegando el momento, qué ha supuesto para los trabajadores catalanes el rechazo de ERC al acuerdo refrendado por la patronal y las principales centrales sindicales.
La estrategia de Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mientras tanto, se pronunció desde Dubái (Emiratos Árabes Unidos), donde asistía al Día de España en la Exposición Universal. Reiteró que no debe haber cambios en lo pactado con la CEOE, UGT y CCOO , cerrando así la puerta a la tramitación como proyecto de ley que pedían varios grupos para poder introducir modificaciones. Además, Sánchez, al que acompañaba en su viaje el presidente de los empresarios, Antonio Garamendi, afirmó que el pacto sobre la reforma alcanzado en el marco del diálogo social supone «un acuerdo de país» que recompone «consensos que se habían roto» y que, enfatizó, «trasciende siglas e ideologías». Pero la procesión de la tensión en el seno de la coalición va por dentro, y los socialistas, además de constatar el fracasado de Díaz en su negociación política de la reforma, sacan conclusiones sobre su actuación en este episodio. Estiman que el escaso respaldo orgánico con el que cuenta Díaz -una candidata que, no en vano, ni siquiera pertenece a Podemos y que aspira a configurar una plataforma que trascienda e incluso ignore sus siglas- la debilita de cara al futuro .
De manera retrospectiva, los socialistas se justifican en la pugna del pasado otoño por ver quién pilotaba la negociación de la reforma laboral con los agentes sociales, que supuso un agrio enfrentamiento de Díaz con su gran antagonista en el Consejo de Ministros, que no es otra que la vicepresidenta primera y titular de Economía, Nadia Calviño. A ojos del PSOE, en definitiva, Yolanda Díaz opera como un ‘verso suelto’ y su relación con Podemos, liderado ahora por Ione Belarra e Irene Montero, genera a la postre una inestabilidad mayor de la que generaba Pablo Iglesias con sus frecuentes declaraciones comprometiendo la línea política del Gobierno. Precisamente la tensión entre Díaz y la cúpula de Podemos ha trascendido en los últimos días otra vez, si bien desde ambos lados se evita trasladar la idea de malestar, es en el compartimiento de ambos donde asoma. La tibieza con la que Podemos ha defendido la negociación de la vicepresidenta es evidente y choca con la posición de los portavoces de los comunes, fieles a Díaz. Dirigentes como Ione Belarra, Pablo Echenique o Irene Montero han evitado cargar contra ERC y Bildu a pesar de su falta de apoyo a la norma y han ido descargando la responsabilidad de una negociación fracasada hacia Díaz. Todo el peso sobre ella. En Podemos sugieren que apoyar la reforma en Cs debilita a Díaz. Trabajo , en cambio, le resta trascendencia. En ese equilibrio se juega la estabilidad del Gobierno.
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