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El PSOE explora un foro de diálogo dentro de la ley y que ERC pueda aceptar

Sánchez dice que el acuerdo será legal y Ábalos reclama «cauces de expresión» para que «nadie tenga que situarse fuera del ordenamiento jurídico»

Imagen de la primera reunión de equipos negociadores
Víctor Ruiz de Almirón

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El PSOE solo trabaja con un plan. Lograr la investidura con el visto bueno de los trece diputados de ERC. Pedro Sánchez volvió ayer desde la cumbre de la OTAN en Londres a apelar al «conjunto de fuerzas políticas». Pero no se trata más que de un ardid argumental al que aferrarse. Justificar que es el rechazo de la derecha lo que le obliga a pactar con ERC. Aunque ni siquiera se haya hecho por parte del PSOE el más mínimo esfuerzo de acercamiento ni hacia PP ni hacia Ciudadanos.

En esta ocasión Sánchez no ocultó su relación con ERC, como sí hizo en la cumbre del clima. Estos contactos están siendo caracterizados por la opacidad y el secretismo. El líder socialista intentó salir al paso de esa ausencia de transparencia y de las concesiones retóricas y argumentales que ya han realizado a sus potenciales socios: «No hemos llegado a ningún acuerdo con ERC , pero sí le puedo garantizar dos cosas. Lo primero, el acuerdo va a estar siempre dentro del marco de la legalidad democrática, de la Constitución española. Y en segundo lugar, será público». Sus palabras no gustaron en ERC por dar por hecho un acuerdo que «todavía está lejos», informa Àlex Gubern. Aunque las amenazas de cancelar la próxima reunión parecen contenidas. El presidente anunció legalidad y transparencia como si esos principios no tuviesen que darse ya por asumidos.

Tras la reunión del pasado martes en el Congreso de los Diputados el ánimo general en las filas socialistas es más positivo que tras el primer encuentro. Se destaca que ya no aparece el compromiso de ERC de votar contra la investidura , lo que se entiende como un gesto y que fue fundamental para que pudiera haber un comunicado conjunto.

El acercamiento político entre ambas partes es innegable. Pero todavía es pronto para dar por cerrado un acuerdo, ya que es complejo atisbar un punto intermedio que satisfaga a ambas partes. De lo primero dio ayer buena cuenta uno de los negociadores socialistas, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos. El secretario de Organización del PSOE defendió que su cambio de tono quiere contribuir a «intentar encarar un conflicto y no negarlo». Lo hacía criticando que «hasta ahora la forma de abordar este conflicto ha sido la negación del mismo». En la misma campaña electoral el PSOE insistía en limitar la situación en Cataluña a una «crisis de convivencia», e instaba a Quim Torra a «reconocer» a la otra mitad de Cataluña. Ahora los socialistas admiten que esta situación afecta al conjunto del Estado y defienden que la negociación con ERC trata de, al reconocer el «conflicto político», encontrar «cauces de expresión» para que «nadie tenga que recurrir a situarse fuera del ordenamiento jurídico». Una argumentación compleja que atribuye una causa al hecho de abandonar la vía de la legalidad. Pero la dificultad para cerrar el pacto es evidente ya que no se manifiesta concreción respecto a cuál sería ese «instrumento» o «vía política» a través del que «encauzar» lo que el PSOE ya ha accedido a definir como «un conflicto político». Ayer, Ábalos pidió no dramatizar ante esa concesión. «En este país a veces lo obvio es un escándalo», dijo.

«¿Cuál es el instrumento para ello? De eso estamos hablando», reconoció ayer evidenciando que no hay. ERC mantiene su reivindicación de una mesa entre gobiernos, de igual a igual . Los socialistas buscan fórmulas amparadas en la ley, que no convencen a los independentistas. Fuentes directas de la negociación insistían en que el diálogo con la Generalitat «debe producirse en el marco de la comisión bilateral» que ya se contempla en el Estatut. Y que en paralelo pueda desarrollarse una mesa de partidos. Es en suma el compromiso que emanó de la declaración de Pedralbes, relator incluido, algo que el Gobierno aceptó, pero que rompió abruptamente cuando los independentistas querían seguir negociando. Algunas fuentes apuntan ya a la posibilidad de abrir algún foro interparlamentario entre el Congreso y el Parlamento de Cataluña.

La reunión del próximo día 10 es piedra de toque para poder descifrar si es viable la investidura antes de Navidad, como quiere el PSOE. La fecha prevista para iniciar la sesión de investidura sería el lunes 16 de diciembre. Aunque ayer la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, tras su audiencia con el Monarca, rebajó las expectativas creadas en torno a la posibilidad de que Pedro Sánchez pudiera formar gobierno antes de Navidad ya que los «tiempos son ajustados». Batet subrayó que las negociaciones para que la investidura se produzca en «condiciones favorables y salga adelante» aún no han terminado y que el calendario se complica por el próximo puente de la Constitución y la larga lista de representantes políticos a los que tendrá que recibir el Rey.

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