PP y PSOE preservan su unidad ante la aprobación del artículo 155

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La comisión especial sobre el 155 en el Senado aprobó ayer, con 22 votos a favor y 5 en contra, su dictamen con las medidas propuestas por el Gobierno el pasado sábado, en el que se introduce una modificación de los socialistas para que estas sean aplicadas de forma «proporcionada y responsable». En contra votaron Podemos, ERC, PDECat y PNV, muy críticos . El debate parlamentario retrató el abismo que separan al bloque constitucionalista de los soberanistas y populistas. «Esto es un golpe de Estado del nacionalismo español, del Gobierno del PP, del PSOE y de Ciudadanos contra las instituciones democráticas catalanas», resumió el senador convergente Josep Lluís Cleries, que endureció su discurso, de marcado carácter bélico, dejando claro que los puentes están rotos.

«Debemos proteger el autogobierno de Cataluña frente al desgobierno independentista», justificó la vicepresidenta ante el Senado, que estos días protagoniza la que seguramente es su tramitación de mayor impacto en democracia. Las medidas propuestas por el Gobierno al amparo del 155 servirán para «garantizar el autogobierno de Cataluña» y para proteger el interés general de España, argumentó Santamaría tratando de arrojar algo de luz en un panorama negro.

Con voz ronca y en medio de una gran expectación, la vicepresidenta dibujó el triste retrato de una situación que es agónica, que atribuyó a la «irresponsabilidad» de los dirigentes soberanistas. Les reprochó sus continuos desprecios a la Constitución, el Estatut de Autonomía y los derechos de la oposición en el Parlament. Tras ahondar en la fractura de la convivencia entre catalanes y su bienestar económico representado por la fuga de cientos de empresas, Santamaría justificó la respuesta del Estado. «Han echado por tierra a la mejor Cataluña de su historia, orgullo de todos los catalanes y de todos los españoles. No podemos olvidar esa Cataluña , tenemos que rescatarla», enfatizó, reclamando los votos de la Cámara Alta para habilitar al Gobierno a intervenir en Cataluña. En primera fila le escuchaban los ministros Zoido, Catalá, Montoro, Báñez, Montserrat y De la Serna.

Durante toda la semana se especuló con que el propio presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, acudiera al Senado a rebatir la aplicación del 155, que supone su cese y el de todo su ejecutivo, además de limitar los márgenes de un Parlament que se sitúa fuera de la Constitución. Puigdemont envió como «embajador» al delegado de la Generalitat en Madrid, Ferran Mascarell . La Mesa de la comisión impidió que tomara la palabra para exponer las alegaciones enviadas por escrito, fuera de plazo, al Senado. La Generalitat tachó de «aberración» una aplicación del 155 que, esgrime, sobrepasa los límites constitucionales. Ante la negativa del PP a dejarle hablar, abandonaron la Cámara los diputados del PDECat, que fueron de público. Los grupos no catalanes lamentaron una nueva oportunidad perdida para el diálogo dentro de las instituciones.

Los socialistas, sin embargo, se aferraron a la posibilidad de que Puigdemont convoque elecciones antes de que el Senado habilite el 155 y, lo que es más decisivo, que Rajoy lo ejecute. Su portavoz en la Cámara Alta, Ander Gil, le rogó: «Convoque elecciones y evite el desastre del que España y Cataluña tardarán mucho tiempo en recuperarse». «Lo peor solo es inevitable cuando ha sucedido», aseveró.

Los discursos del PDECat y de ERC rompieron las esperanzas. «Ustedes nos expulsaron del marco constitucional. Todo empezó cuando recogieron firmas contra el Estatut», recriminó al banco del PP, dejando claro que no habrá tregua. «Les pido que retiren el 155, pero hagan lo que hagan nos mantendremos fieles en el servicio del pueblo», advirtió. El portavoz de ERC, Miquel Estradè, habló de Cataluña como «un pueblo ocupado, sometido, una auténtica colonia» y avisó de que la intervención del Estado «tendrá consecuencias imprevisibles».

El portavoz del PNV, Jokin Bildarratz , advirtió de que mientras España no reconozca la «realidad plurinacional» y dé una «salida política» a las demandas nacionalistas vasca y catalana, el conflicto territorial persistirá. «Pretender que la solución es el 155 es no entender nada», arguyó. El senador de Podemos Óscar Guardingo repartió culpas entre los gobiernos de Rajoy y Puigdemont. «Les va bien, unos tapan el 3% y otros, la Gürtel».

Al Pleno de hoy, en el que tomará la palabra el presidente, Mariano Rajoy, llegan vivas otras dos propuestas del PSOE. Una para modular la intervención de TV3 y el resto de medios públicos, cuyo control debería recaer en el Parlament y no en el Gobierno; y la ya citada para incluir una mención expresa a que la convocatoria previa de elecciones autonómicas legales frenaría el 155. El Gobierno exige el regreso a la legalidad plena, lo que supone la renuncia expresa de la declaración de independencia.