Podemos se enfrenta a Sánchez por la ampliación y la cumbre de la OTAN
La formación de Belarra no apoya que el Gobierno promueva la incorporación de Finlandia y Suecia
Sus ministros plantarán a la cumbre de la OTAN en Madrid porque consideran que es un derroche
Podemos presume de no ir al aniversario de la OTAN, pero no habían sido invitados
La adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN generó un nuevo desencuentro entre los dos socios del Gobierno, incapaces de mostrar una posición unificada en nada de lo relacionado con la Alianza Atlántica y a tan solo un mes de la Cumbre de Madrid. ... A diferencia del PSOE, Unidas Podemos no apoya que España promueva la incorporación de ambos países . Tampoco está a favor de que el Gobierno impulse gestiones diplomáticas con Turquía para que no bloquee el ingreso de los dos Estados.
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El rechazo de Podemos a la OTAN es frontal. Los portavoces de la Ejecutiva Javier Sánchez Serna e Isa Serra aseguraron ayer que no participarán en la cumbre porque lo consideran un derroche, a pesar de que es una propuesta del gobierno al que pertenecen. En lo que respecta a Finlandia y Suecia, Unidas Podemos discute sus entradas desde el argumento de que no elevará la seguridad europea, sino que recrudecerá la guerra en Ucrania con el riesgo de provocar un choque entre Estados Unidos y Rusia. Es precisamente este el pretexto que utilizaba ayer Sánchez Serna para expresar el rechazo de Podemos a participar en la cumbre militar de junio. Acusando además al presidente Sánchez de pagar la cita «a dedo». Desde Podemos también criticaron el acto de conmemoración del 40º aniversario de la entrada de España en la OTAN, que se celebró en el Teatro Real de Madrid.
«Podemos no va a asistir porque creemos que hay otras prioridades para esos 37 millones que va a costar, y que se han adjudicado a dedo sin concurso público», espetó el portavoz del partido; y siguió: «No van a beneficiar tampoco a un escenario de paz y se podrían invertir en más gasto sociales». Sánchez Serna insistió en la alternativa del partido a la cumbre de la OTAN que ya había planteado hace unas semanas la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra. «Nuestro país tiene que ser un referente para la paz y la diplomacia y un referente en la resolución pacífica de los conflictos; la mayor contribución que podemos hacer en estos momentos es albergar una gran cumbre por la paz», defendió.
«Médicos en vez de tanques»
Podemos dice que les «preocupa» que la conclusión de la cumbre sea más gasto militar e insisten en que antes de «tanques y metralletas» ellos prefieren «contratar más médicos para la atención primaria o más profesores» . Porque su «prioridad es el gasto social». El partido que encabeza Belarra tampoco está a favor de que la próxima cumbre de la OTAN recoja el reconocimiento de todas las fronteras de los miembros de la organización militar, ni respaldan ninguna de las iniciativas impulsadas para reconocer la labor que desempeñan las tropas españolas en misiones de la organización militar.
Los socialistas ya no pueden esconder una discrepancia que sus propios socios se encargan de pregonar, y que ya ha quedado patente incluso en el pleno del Congreso. Allí se dividieron sonoramente ambos aliados el jueves pasado ante una moción impulsada por el PP sobre distintas cuestiones de política exterior. Entre ellas, instar al Gobierno a apoyar la adhesión de Suecia y Finlandia a la Alianza e intentar evitar el bloqueo turco; respaldar a los soldados españoles destinados en operaciones de la OTAN; o reconocer como fronteras de la Alianza los límites territoriales de sus integrantes. Los socialistas apoyaron estas tres, mientras los morados se abstuvieron en las dos primeras y votaron en contra de la tercera. La moción de los populares contó con trece puntos, y los dos socios solo estuvieron de acuerdo en cuatro. Uno de ellos fue votar en contra de «la recuperación de una política exterior de Estado en la que el Gobierno actúe con una sola voz» . Es decir, que ambos rechazaron dejar atrás sus diferencias en materia de política exterior.
Este fue, de hecho, el único de los trece puntos impulsados por los populares que no salió aprobado. El grupo que dirige Cuca Gamarra logró el respaldo del Congreso a los otros doce puntos, en la mayoría de los casos con la división de los socios de coalición (ver gráfico) y de la mayoría de investidura, lo que supone un espaldarazo para el principal partido de la oposición.
Los dos aliados aún volverán a dividirse cuando la adhesión de Finlandia y Suecia llegue al Congreso, ya que el protocolo necesita ser ratificado por la cámara. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, anunció que se tramitará por vía urgente para acortar los plazos a la mitad, pero ello no evitará una nueva imagen de ruptura en la coalición a la hora de la votación. En el mejor de los casos, con el PSOE votando a favor y Unidas Podemos absteniéndose.
Una diferencia que se replicará probablemente con la mayoría de los aliados de investidura: ERC, EH Bildu, Más País y Compromís. El PNV puede contarse en el bloque del sí, al igual que el PRC y Teruel Existe por lo que volverá a ser la mayoría de PSOE y PP la que saque adelante la ratificación del nuevo protocolo.
El Gobierno aseguró unidad
La ruptura, por tanto, es total, aunque al principio de la legislatura, en junio de 2020, el secretario de Estado de la España Global, Manuel Muñiz Villa, aseguró ante el Congreso que no habría fisuras entre los socios por la Alianza. «Hay una posición unificada y se sostiene desde hace 38 años en este país, y es la de este Gobierno», replicó al hoy secretario general del Grupo Popular en la cámara, Carlos Rojas. La cuestión obedecía a que en 2013, el hoy ministro de Consumo, Alberto Garzón (Unidas Podemos) tuiteó que la Alianza era una «organización de terrorismo legal». Si esa posición unificada que llegó a pregonar Muñiz Vila llegó a existir algún día, hoy ya es historia.