Pablo Iglesias se despide del Parlamento de Estrasburgo con un discurso radical

Iglesias ha actuado como portavoz del grupo de la Izquierda Unitaria –como cortesía de sus colegas de bancada ideológica— y ha atacado de forma inusualmente violenta los acuerdos entre socialistas y populares que garantizan la estabilidad en las instituciones europeas, especialmente al presidente de la Comisión Jean-Claude Juncker al que ha acusado de «favorecer la evasión fiscal» en sus tiempos de primer ministro luxemburgués, al portavoz socialista Gianni Pittella de haber aceptado votar la ratificación de Juncker y apoyar «la maldita gran coalición» y al líder de los liberales, Guy Verhofstadt —«un apellido que no he logrado aprender a pronunciar»— por «propagar la miseria y humillación» de los refugiados.

La breve última intervención recordó en parte a la primera , en la que fue llamado al orden por pasarse del tiempo y en la que habló tan rápido que no dio tiempo a los intérpretes a comprenderle. Esta vez ha sido exageradamente vehemente, pero a pesar de ello no ha suscitado ningún comentario de ningún diputado, lo que se conoce como «tarjeta azul», como ha sucedido con el resto de los intervinientes que sí han sido requeridos a dar explicaciones sobre sus palabras.

Ha terminado pidiendo a todos los que acababa de vilipendiar que «trabajen por la paz y no sigan destruyendo la dignidad de Europa».