Un año de malestar castrense

Ya en su redacción comenzaron a levantarse las suspicacias entre los distintos empleos y escalas de las Fuerzas Armadas. Unos y otros se acusaban de influir en el poder político para mejorar sus intereses y cambiar las consecuencias que podría tener en su futuro profesional. La situación explotó en manos de la ministra de Defensa cuando vio cómo las disputas terminaban en los tribunales.

El motivo principal es que, en los Ejércitos, querer romper la antigüedad en el ascenso es provocar un incendio que ha terminado por soliviantar a un colectivo que, rompiendo su tradicional silencio y disciplina, ha llevado su malestar a los medios de comunicación. Un militar lo explicaba claramente: «ABC ha abierto un avispero que no se sabe cómo se va a cerrar», en relación al seguimiento que este periódico ha realizado del malestar generado en las Fuerzas Armadas.

Los primeros en levantar la voz fueron los mandos de las dos escalas de oficiales, obligadas a unirse en una única, pero con una fórmula que perjudicaba a los de la Superior, sobre todo en la Armada. Éstos no se cansaron de denunciar que se iban a ver superados en el escalafón por otros militares más modernos en el empleo. Su malestar llegó a los tribunales, donde han presentado un recurso. Pero si los de la Escala Superior clamaban por que el Gobierno salvaguardara sus derechos, los oficiales de la Escala de Oficiales consideraban ofensivo que les obligaran a aprobar un curso de adaptación para poder integrarse. No se sentían menos que los de la Superior y afirmaban que tenían igual o mejor formación que ellos. También acabaron en los tribunales.

El malestar amenazaba con extenderse. ABC ha podido saber que unos 400 oficiales de la Escala Superior de Tierra y Aire también se plantean presentar recursos. Pero la situación, hoy, ha cambiado.