Los líderes de la UE decidirán hoy si Zapatero va al G-20 en Washington
González: «La relación con EE.UU. no puede seguir siendo un problema»
Los 27 jefes de Estado y de Gobierno europeos se reúnen hoy en Bruselas para aprobar una postura de cara a la reunión del G-20 en Washington, el 15 de noviembre, y decidir la representación de la UE. La canciller alemana, Angela Merkel, y ... el primer ministro británico, Gordon Brown, tienen silla asegurada como miembros del G-8. También el francés Nicolás Sarkozy, quien, en esta ocasión, ostenta otro cargo: el de presidente semestral de la UE. Es precisamente esa silla, la de cabeza europea, la que disputan a Zapatero los jefes de gobierno de Holanda y Polonia con argumentos propios (Holanda está en el G-10 y Polonia tiene población similar a España).
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Otros países, como la República Checa, ya renunciaron al primer nivel, a cambio de otro puesto en la delegación. Sin embargo, el jefe del Gobierno español hace cuestión de su presencia en Washington con el dato de que ya somos las octava potencia. Lleva semanas presionando a Sarkozy, pero éste se lava las manos con el argumento de que el anfitrión es George W. Bush, algo que rechaza Zapatero, porque la idea de la cumbre de reorganización financiera es de la UE. A estas alturas tampoco parece factible una invitación expresa porque los países asiáticos ya han hecho saber que no quieren más representación de países europeos para solventar problemas internos.
El presidente del Gobierno argumenta que tanto el G-8 como el G-20 son «formatos» difíciles de ampliar, pero cree llegado el momento de zanjar la injusticia de que España quedara en tierra de nadie cuando se formaron. España nunca estuvo en el G-7 (1975) porque estaba muy lejos del resto en PIB y renta per cápita de entonces. Tampoco cuando se creó el G-8 (con la incorporación de Rusia a mediados de los 90) por el mismo motivo. Y cuando se creó el G-20 (1999) resulta que España era más que un país emergente.
Zapatero pretende debatir esto hoy y fía su presencia en Washington a una solución «en el marco europeo». Una forma de rechazar elegantemente la intervención del presidente del G-20, el brasileño Lula Da Silva, que ha propuesto a Bush invitar al líder español como portavoz Iberoamericano. Lo cierto es que la «sombra» de las malas relaciones Bush-Zapatero ha planeado en torno a este «affaire» desde el principio, Anoche, Felipe González advirtió en TVE que «la relación con los EE.UU. no puede ni debe seguir siendo un problema hispano-español. Que se use como se ha usado en los últimos diez años, o doce, como un problema de política interior». Difícil tarea, pues José Blanco visita estos días Cuba y se reúne con el régimen castrista, algo abiertamente rechazado por Estados Unidos.
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