José María Aznar: «No es posible aceptar en la vida democrática a los que no condenan a ETA»
El expresidente del Gobierno critica que «hoy el País Vasco contempla que Bildu, un grupo etarra, no sólo está en la legalidad sino que es socio del gobierno de España y organiza homenajes a los terroristas más sanguinarios»
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Iniciar sesión¿Cómo cambió al mundo el 11-S? ¿Y a España?
Creo que el periodo de paz que surgió en el mundo después de la derrota del comunismo y del fin de la Guerra Fría, la llamada era de los dividendos de la paz, terminó ... con ese atentado. Y empezó otra era. Y esa nueva era también afecta a España de manera muy especial. ¿Por qué? Porque nosotros conocíamos lo que era el terrorismo. Lo llevábamos sufriendo mucho tiempo en soledad. Y de pronto el terrorismo se convirtió en un problema global. Desde ese punto de vista, la posición de España, como país que tenía que luchar contra el terrorismo, se ve muy fortalecida. Y de ahí nacen muchas iniciativas que antes era difícil mantener porque se consideraba al terrorismo como un asunto doméstico. Pero la euroorden, la lucha contra el blanqueo de capitales, la lista de organizaciones terroristas en la UE, las sanciones… todas esas cosas que están vigentes y son útiles aunque tengan dificultades de aplicación en algunos casos, vienen de ahí.
En la segunda parte de sus ‘Memorias’ dice que se produjo una «gran ventana de oportunidad para dar un salto en la cooperación internacional antiterrorista». ¿Qué queda de esas iniciativas españolas: la euroorden, la directiva antiblanqueo y las sanciones para los que no cooperaran contra el terrorismo?
En ese momento, yo sabía que teníamos que acelerar mucho las cosas porque los factores políticos y emocionales jugaban a favor de la toma de decisiones. Pero cuando las cosas se enfriaran iban a surgir otra vez dificultades, como se ha visto. Llevamos afortunadamente 20 años sin atentados de la magnitud del 11-S, lo cual quiere decir que lo que se hizo ha producido resultados . Poner dificultades a eso por parte de algunos países es un retroceso histórico. El espacio de libertad, seguridad y justicia de la UE no se habría producido sin el 11-S.
Escribe en sus memorias: «Bush me había mostrado su apoyo sin reservas a la estrategia del gobierno contra ETA y no tardó en demostrar que ese apoyo no era sólo retórico». ¿Qué significó eso?
Eso quiere decir que la capacidad de cooperación entre EE.UU. y España pasó de ser una cooperación entre aliados a una cooperación entre países que comparten unos objetivos comunes . Y eso es una diferencia muy grande porque determina mayores márgenes de confianza. No hay que olvidar que Bush ha sido el único presidente de la historia de los EE.UU. cuyo primer viaje a Europa comienza por España. Y hubo países como Inglaterra, Alemania o Francia que cuando vieron esto se preguntaron: ¿esto qué quiere decir? Bush sabía lo que quería hacer. Para España era una gran oportunidad. No para hacer cualquier cosa, pero cuando ellos ofrecieron su solidaridad en materia antiterrorista, que siempre habían considerado como un asunto español, se pasa a una fase en la que se produce una cooperación mucho más intensa. Y hay cosas que se hacen a nivel político y cosas a nivel técnico. Dicho de otra manera: los impulsos para conseguir esas decisiones que planteó España difícilmente hubiesen salido adelante si los europeos no hubieran sabido que detrás estaban los EE.UU. La inclusión de Batasuna en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado no se hubiese producido sin ese ambiente de confianza. Pero esa era una carrera que acabábamos de empezar y la lástima es que alguien decidió que se terminara.
La capacidad de cooperación entre EE.UU. y España pasó de ser una cooperación entre aliados a una cooperación entre países que comparten unos objetivos comunes
¿Quién?
Mi sucesor ( Rodríguez Zapatero ) no quiso continuar por ese camino que hubiese cambiado estratégicamente, cualitativamente, la capacidad de España de tomar decisiones en el mundo.
Usted desarrolló una serie de iniciativas: la ilegalización de Batasuna, el acuerdo por las libertades- para intentar reconducir lo que veía como «una crisis de la legalidad y de desistir de afrontar los problemas con los instrumentos del Estado de Derecho». Cuando he leído esto no he podido dejar de pensar en Cataluña.
Nosotros en el País Vasco afrontamos la teoría del empate infinito, demostramos la falsedad de la imbatibilidad de ETA porque ETA fue derrotada: la actuación de las fuerzas de seguridad, el ejemplo de las víctimas, la resistencia del PP y PSOE, los movimientos cívicos, eso llevó a la derrota de ETA. El error fue resucitarla. Y hoy el País Vasco contempla que Bildu, un grupo etarra , no sólo está en la legalidad sino que es socio del gobierno de España, que pacta con este cosas como la derogación de la reforma laboral y que organiza homenajes a los terroristas más sanguinarios, y que no condena el terrorismo ni lo va a condenar nunca porque es parte de ETA. En Cataluña, lo que hicimos en el País Vasco no se hizo en absoluto. No se ha dado ningún paso en la desarticulación del movimiento separatista que condujo a un golpe de estado.
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