Elecciones en el País Vasco: las estrategias de los partidos

Hace dos legislaturas los diez parlamentarios del Partido Comunista de las Tierras Vascas -conocidos como «las nekanes»- fueron los últimas ocupantes de los escaños de que dispuso la izquierda abertzale en el Parlamento de Vitoria. A lo largo de esta legislatura, y en virtud de la Ley de Partidos, ningún partido heredero de los proetarras tuvo representación parlamentaria .

Pero la legalización de Bildu y la euforia posterior con que se contagió el electorado propicio al brazo político de ETA, así como su éxito en las elecciones municipales (gobierna en más de un centenar de localidades vascas) y en las generales (cinco escaños en el Congreso), auguran un resultado inédito -por favorable- para Bildu. Será muy probablemente el único partido realmente beneficiado por el adiós de ETA a las armas, pese a que ni se ha desmarcado del terrorismo ni lo ha condenado. El pulso al Estado de Derecho será irrenunciable para Bildu .

El PSE volcará como hasta ahora su campaña en la batalla contra las recetas anticrisis de Mariano Rajoy . El lendakari y aspirante a la reelección por el PSE, Patxi López , apurará toda la artillería que le queda en Ajuria Enea para seguir atacando los recortes ordenados por el Ejecutivo central y confirmar así su perfil de sucesor natural de Rubalcaba en Ferraz . López no perdió ayer la oportunidad de aprovechar el atril de la Presidencia vasca, con todos los focos puestos en él, para anunciar que su Gobierno ultima un decreto para compensar los ajustes aprobados por Madrid, entre ellos el copago farmacéutico, y dejarlos sin efecto. «Mientras gobernemos los socialistas, los pensionistas, parados y personas con menores ingresos no tendrán que pagar las medicinas», insistió desafiante.

Los socialistas vascos confían en un «otoño caliente» , con la amenaza del rescate a España en el horizonte, para tratar de rebañar votos constitucionalistas al PP, postulándose como único garante del Estado de Bienestar. Su renuncia a presentar presupuestos, necesariamente restrictivos por la caída de la recaudación vasca, puede allanar su discurso. López tratará además de atribuirse el fin de ETA -«solo por eso este Gobierno ha merecido la pena», será su leitmotiv-, haciendo coincidir la jornada de reflexión con el aniversario del comunicado de «cese definitivo» de la banda, el 20 de octubre. Una táctica que no le funcionó en los comicios generales, donde el PSE siguió su particular caída libre en las urnas.

El líder del PP vasco, Antonio Basagoiti , se presentará a sus segundos comicios autonómicos con la aspiración de ser partido clave para la gobernabilidad si el PNV no decidiese lanzarse a los brazos de la izquierda abertzale, ni pactar con el PSE de Patxi López. Un pacto que debería tener su contrapartida a nivel nacional en un contexto de nacionalismo vasco más moderado y con unas duras medidas económicas a desarrollar tanto a nivel autonómico como nacional. Ayer aseguró que en las elecciones vascas «está en juego que se den pasos hacia la secesión o que se fortalezca el País Vasco de todos en la España común».

Además deberá asumir el difícil papel de defender los recortes del Gobierno del Gobierno de Rajoy . Con las encuestas dándole como mejor resultado 13 diputados (los mismos que tiene ahora), el reto de Basagoiti será recuperar parte de los 60.000 votos que perdió en los comicios de 2009 respecto a 2005 y absorber votos constitucionalistas de UPyD y de los desencantados con Patxi López. Lo que sí parece claro es que no se podrá volver a reeditar un pacto PSE-PP.

Con Aralar (4 diputados en las anteriores elecciones) integrada en la coalición abertzale EHBildu, con una escisión de Ezker Batua-Berdeak (IU) también en las filas de los proetarras y con la más que presumible pérdida del diputado que UPyD tiene por la provincia de Álava, el panorama electoral para el resto de partidos se presenta oscuro. Así, la Cámara vasca puede pasar de albergar a siete partidos políticos a tan solo cuatro.

La líder nacional de UPyD, Rosa Díez , tratará de sacar el máximo rédito posible de un escenario electoral, el vasco, que bien conoce y con un Gobierno nacional en el que pueden tomarse medidas duras, a los ojos de los colectivos de víctimas de ETA, en relación a los presos etarras como el reciente «caso Bolinaga».