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Análisis

Cárcel para los honorables

Todo en Cataluña se ha convertido en un simulacro indecente para ganar tiempo hacia la nada, sostener el caos como principio de actuación, y mantener al Parlament como rehén de un victimismo que apesta a naftalina

Jordi Turull, el jueves, durante su discurso de investidura en el Parlament de Cataluña INÉS BAUCELLS
Manuel Marín

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La n egativa de la CUP a investir a Jordi Turull como nuevo presidente de la Generalitat solo confirma la evidencia de que era un candidato de trapo, una marioneta irrelevante en una estrategia separatista sin control para agitar el fantasma de una república catalana ... inexistente. Cataluña parece abocada a repetir las elecciones en pocos meses porque la fractura del independentismo es más profunda y sinuosa de lo que se percibe en la superficie. Todo en Cataluña se ha convertido en un simulacro indecente para ganar tiempo hacia la nada, sostener el caos como principio de actuación, y mantener al Parlament como rehén de un victimismo que apesta a naftalina. Desde una perspectiva estrictamente política, el enésimo pulso al Estado, con el intento fallido de investir a un nuevo presidente horas antes de que pueda regresar a prisión, ha resultado el enésimo fracaso desmoralizante para todos aquellos que aún conservan intacto su delirio por la independencia.

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