Joe Biden ignora a Pedro Sánchez en sus contactos con líderes extranjeros

El secretario de Estado de los Estados Unidos tampoco ha llamado a la ministra de Exteriores española

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden AFP | Vídeo: ABC Multimedia

El teléfono no suena en la Moncloa. Mañana se cumplen tres meses desde que Joe Biden fuera considerado ganador de las elecciones presidenciales de EE.UU. y todavía no se ha producido la habitual llamada telefónica entre el nuevo presidente y el jefe del ... Gobierno español, Pedro Sánchez . En ese mismo periodo, Biden ha hablado con decenas de líderes extranjeros. En algunos casos, en dos ocasiones.

La cita con las urnas fue el 3 de noviembre, pero los resultados no confirmaron como vencedor al candidato demócrata hasta el 7 de noviembre. Ese día, Sánchez felicitó al ganador y a su candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris, en un escueto mensaje en Twitter. «Os deseamos suerte. Estamos preparados para cooperar con los EE.UU. y hacer frente juntos a los grandes retos globales».

El PSOE, uno de los dos partidos del Gobierno de coalición, celebraba también la victoria de Biden en la red social. «¡Go, demócratas!», decía su mensaje. El líder de Podemos y vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, optaba aquel día por no felicitar a Biden. En su lugar, celebraba la derrota del expresidente Donald Trump . «Se confirma que Trump ha perdido las elecciones», escribía. «Es una buena noticia para el planeta, en la medida en que la ultraderecha global pierde su activo político más poderoso».

Como es tradicional, Biden no tardó en comenzar a celebrar llamadas con socios extranjeros estratégicos. El 9 de noviembre, habló con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. Al día siguiente, descolgaron el teléfono varios líderes europeos: Emmanuel Macron (Francia); Angela Merkel (Alemania); Boris Johnson (Reino Unido) y Michéal Martin (Irlanda), un país del que proviene parte de la familia Biden.

El Gobierno de Sánchez no entró en el primer grupo de llamadas con el nuevo líder de la primera potencia mundial y con la que España tiene fuertes lazos históricos, económicos, estratégicos y militares. No era de esperar que eso ocurriera a las primeras de cambio. Quizá tampoco que Biden hablara con Sánchez antes de que el presidente electo llamara a los mandatarios de Australia, Japón o Corea del Sur (las tres conversaciones el 11 de noviembre).

Pero el teléfono seguía sin sonar el 13 de noviembre, cuando Biden conversó con Giuseppe Conte , entonces primer ministro de Italia, un país equiparable a España en peso político y económico dentro de la UE. En noviembre, se constató que líderes de otros países con menos peso que España conseguían esa primera toma de contacto, un aldabonazo para las relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos. Hablaron con Biden líderes como Jacinta Ardern (Nueva Zelanda), Sebastián Piñera (Chile), Cyril Ramaphosa (Sudáfrica), Abdalá II (Jordania), Uhuru Kenyatta (Kenia), Alberto Fernández (Argentina) o Carlos Alvarado (Costa Rica).

A la espera de una llamada

Fuentes diplomáticas españolas aseguraron a ABC en diciembre que las gestiones de la llamada entre Biden y Sánchez estaban en curso. Pero el contacto no se materializó. No ocurrió lo mismo con anteriores mandatarios. Barack Obama habló con José Luis Rodríguez Zapatero el 7 de noviembre de 2008, tres días después de aquella cita electoral.

Trump tardó más en hacerlo con Mariano Rajoy en 2016, pero la llamada llegó poco más de un mes después de la victoria del multimillonario neoyorquino.

El contacto con Sánchez tampoco se ha producido en la ronda de llamadas posterior a la investidura de Biden. Desde el pasado 20 de enero, ha hablado con los mandatarios de Canadá, México, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, Japón, Corea del Sur y Australia. La desconexión entre la Administración Biden y el Gobierno de Sánchez no se limita a la ausencia de contacto entre los dos líderes, sino quese filtra a los siguientes niveles gubernamentales. El secretario de Estado de Biden, Antony Blinken, un veterano de la Administración Obama, todavía no ha hablado con la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya . El jefe de la diplomacia estadounidense ha llamado a una treintena de homólogos de todo el mundo Entre ellos están aliados tradicionales como Canadá, Reino Unido y Francia y rivales como Rusia. Pero también países de menor peso, como Filipinas, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos, Suiza, Colombia, Ucrania, Suecia o Tailandia.

Un solo contacto

El único contacto conocido hasta el momento entre ambos gobiernos se produjo esta semana entre Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden, y Emma Aparici, asesora diplomática de Sánchez. La llamada fue el pasado martes y el Consejo Nacional de Seguridad de EE.UU. expresó en un comunicado que ambos representantes acordaron «trabajar juntos en prioridades compartidas de política exterior, como China, América Latina y el Sahel».

La elección de Aparici como interlocutora de Sullivan es sorprendente. El asesor de seguridad nacional de EE.UU. es un alto cargo de la máxima responsabilidad, que reporta de forma directa al presidente en todas las materias que tienen que ver con la seguridad, tanto en política exterior como doméstica. En anteriores administraciones, han ocupado el cargo gente como John Bolton, Susan Rice, Condoleezza Rice o Colin Powell.

Fuentes diplomáticas de EE.UU. compartieron con ABC su «extrañeza» por la participación en la llamada de Aparici, que tiene cargo de directora general, el cuarto nivel en el Gobierno de España.

No está claro si la elección fue por desconocimiento en el Gobierno de España de la diferencia de peso político entre ambos altos cargos, por malestar del Gobierno de Sánchez ante la inexistencia de la llamada de Biden o por otros motivos. Lo cierto es que Moncloa no ha dado conocimiento público de esa llamada , como sí ha hecho la Casa Blanca , ni ha contestado a preguntas de este periódico sobre los participantes o sobre el retraso de la conversación entre Sánchez y Biden.

El episodio, en cualquier caso, supone un inicio trastabillado de las relaciones diplomáticas con EE.UU., en un momento en el que se espera mayor sintonía con la Administración Biden que con la de Trump. Hay asuntos urgentes en la agenda diplomática –el reconocimiento del Sahara Occidental , cooperación para el control de la pandemia o los aranceles de EE.UU. a productos estratégicos españoles como el aceite de oliva y el vino– que no pueden esperar a que suene el teléfono.

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