Aznar avisa a Rajoy de la «espiral de problemas» que causa una deuda superior al 100% del PIB

Durante su intervención en el Foro Anual de Economistas «Tres décadas de la Economía Española en la UE: un desafío continuo», celebrado en Madrid, Aznar ha advertido que el déficit público no es el que crea empleo , «ya que todos los empleos creados por el déficit y no por las reformas se irán con el ciclo económico, pero el déficit se quedará».

El expresidente del Gobierno también ha abogado por la reducción del gasto público para «mantener y acelerar el proceso de consolidación fiscal». El presidente de la Fundación FAES ha asegurado que este momento es «el idóneo» para poner en marcha un proceso de consolidación fiscal expansiva , en el que sustituya el gasto público por el gasto y la inversión privada.

Por otra parte, Aznar ha calificado de bueno el momento por el que pasa actualmente la economía española , «con un ciclo económico favorable». Así, el expresidente del Gobierno ha asegurado que los objetivos de déficit «probablemente se podrán cumplir».

El presidente de FAES también ha apostado por la puesta en marcha de «reformas profundas», y ha advertido de que «nadie puede sustituir la responsabilidad de los Gobiernos nacionales». «El buen gobierno solo puede ejercerse en el seno de los estados con sistemas electorales competitivos , solo son ellos los que cuentan con la legitimidad y lealtad indispensable para llevar adelante las reformas», ha remarcado.

Aznar ha reclamado que Europa requiere «otros liderazgos» , y ha considerado que es el momento de empezar a hacer «verdadera política» sobre Europa, pero debe ser cada país el que la haga. «Falta hacer política, lo que sobra es la mala, y lo que falta es la buena», ha concluido.

Para el expresidente del Gobierno, el futuro del euro y de la Unión Europea depende de cómo se gestionen las consecuencias que las políticas aplicadas a causa de la crisis han generado en prácticamente todos los países del euro, sobre todo en lo que se refiere a las relaciones entre los ciudadanos y el poder político , que ha tachado de «un enorme poso de desacepción y de desencanto».