El atropello masivo, un «modus operandi» utilizado en otros atentados en Europa

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El atentado más grave perpetrado con un camión en Europa tuvo lugar cuando la ciudad costera de Niza celebraba la fiesta nacional del 4 de Julio, el año pasado. Miles de personas disfrutaban de los fuegos artificiales en una de las arterias principales de la localidad francesa, el Paseo de los Ingleses , cuando un camión de gran tonelaje entró embistiendo a la multitud, entre la que se encontraban decenas de niños, ya que se trataba de una fiesta familiar en pleno verano. De hecho, algunos testigos aseguraron que el conductor dirigió el vehículo hacia donde se encontraba una de las atracciones infantiles instaladas a lo largo del paseo. En total, murieron 87 personas (incluido el atacante que fue reducido por la policia) y más de 400 resultaron heridas (medio centenar de gravedad). El atacante fue identificado como Mohamed Lahouaiej Bouhlel , un tunecino de 31 años de edad, seguidor de Daesh, que, según la Policía francesa, se había radicalizado muy rápidamente.

Otra de las ciudades golpeada por el terrorismo «low cost», como se ha denominado el uso de vehículos para matar el mayor número de personas con el menor coste posible, ha sido Londres. Uno de los más importantes, aunque no el único, fue el sucedido el pasado 22 de marzo de 2017, cuando Khalid Masood , un hombre de 52 años, nacido en Kent y residente en Birmingham, condujo un todo terreno por el puente de Westminster. El atacante subió el coche a la acera y atropelló a decenas de viandantes llegando hasta el Parlamento británico (la primera ministra, Theresa May , fue rápidamente evacuada). Una vez allí, se bajo del vehículo y apuñaló mortalmente a un policía que protegía la puerta e iba desarmado. A continuación, el atacante fue abatido por disparos de los agentes. El atentado se saldó con la muerte de seis personas (cuatro civiles, un policía y el atacante) y casi medio centenar de heridos. Al día siguiente, Daesh se atribuyó el atentado a través de un comunicado.

Berlín tampoco se ha librado de los ataques terroristas con vehículos de grandes dimensiones. La capital alemana fue golpeada por el terror durante las fiestas navideñas del año pasado, el 19 de diciembre. Un camión, con matrícula polaca y secuestrado por un yihadista que previamente había matado al conductor, Łukasz Robert Urban, se empotró contra uno de los mercadillos más populares de la ciudad, situado junto a la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm en Breitscheidplatz, en el distrito de Charlottenburg de Berlín. Murieron a causa del ataque 12 personas (incluido el conductor asesinado) y 56 resultaron heridas. El atacante logró huir y la Fiscalía alemana dictó una orden de busca y captura, y ofreció una recompensa de 100.000 euros por información que ayudara a encontrarlo. El yihadista, identificado como Anis Amri, un ciudadano tunecino de 24 años, fue localizado en Milán el 23 de diciembre y abatido por la Policía italiana tras disparar a los agentes. El asesino había jurado lealtad a Daesh.

«Suecia ha sido atacada». Con estas palabras, el primer ministro, Stefan Löfven , confirmó el 7 de abril el atentado que tuvo lugar en Norrmalm, Estocolmo. La céntrica calle peatonal de Drottning (calle de la Reina) había sido objeto de un atentado terrorista. Sobre las 3 de la tarde una persona al volante de un camión de reparto de cerveza atropelló a las personas que, en ese momento, transitaban por una de las arterias comerciales más populares de la ciudad de Estocolmo. El camión circulaba a gran velocidad y se estrelló contra la fachada de Åhlens, unos grandes almacenes muy populares en Suecia, y provocó un incendio.

Quince personas resultaron heridas, nueve de ellas de gravedad, entre ellas un niño. La Policía confirmó la muerte de cuatro personas. El conductor, detenido, fue identificado como un uzbeco de 39 años, que había solicitado la residencia en en 2014 y tenía una orden de deportación. Había mostrado sus simpatías por Daesh en las redes sociales.