La «indignación» más pacífica

«Perroflautas» y «pijos», amas de casa y abuelos con cámaras reflex, jóvenes de instituto con carpetas forradas junto a padres con niños en los hombros. Una variopinta representación de la sociedad española se dio cita ayer para apoyar una iniciativa que se ha forjado y se ha fortalecido gracias a las redes sociales. A las 20.30 ya no cabía un alfiler en el famoso kilómetro cero de Madrid.

Una sábana donde podía leerse «España, ese país en el que se puede acampar para ver un concierto de Justin Bieber, pero no para defender nuestros derechos» lucía en uno de los kioskos de Sol. Varios jóvenes subidos a los andamios que rodean la plaza grababan lo que allí estaba sucediendo.

Ningún problema, ningún altercado, algún vendedor ambulante de cervezas intentó «hacer el agosto». Pero aquello no era un «botellón», los allí reunidos se había concentrado para escuchar las peticiones de los convocantes, mientras gritaban «esto no es democracia» o «este sistema no lo queremos» .

Finalmente se pidió «orden» para organizar la acampada y se agradeció la presencia masiva de los allí congregados. Eran las 22.15, algunos regresaban a sus casas, para otros la noche acababa de empezar.