Abascal centra su caravana en territorios donde Vox gobierna o exige hacerlo tras el 23J

Es cierto que el presidente de Vox apenas ha descansado desde el 28M y que ya en la precampaña viajó por toda España y visitó lugares que ahora, en la campaña oficial, no ha pisado. Es el caso, por ejemplo, de La Coruña y Barcelona. En Galicia su formación tiene grandes problemas de implantación, en una comunidad dominada durante años por el PP de Alberto Núñez Feijóo. En Cataluña, a pesar de que Vox fue la fuerza nacional de derechas más votada en las últimas autonómicas, los sondeos apuntan a que el 23J el PP recuperará la hegemonía del centro-derecha.

Si se observa la ruta de Abascal en campaña, es evidente que hay unos lugares que ha mimado más que otros. Se trata de aquellos donde su formación gobierna en coalición con el PP (Castilla y León), acaba de empezar a hacerlo o lo va a hacer (Comunidad Valenciana y Extremadura), ha cerrado un acuerdo de investidura con un papel decisivo (Baleares) o exigirá entrar en los ejecutivos una vez pase la batalla electoral de pasado mañana (Aragón y Región de Murcia).

Abascal empezó la campaña de este 23J en Valladolid, en la misma plaza donde el año pasado los suyos cerraron los quince días para pedir el voto en los comicios castellano y leoneses. Allí Vox consiguió entrar en su primer gobierno autonómico, en lo que marcó la antesala de lo que ha sucedido después en otras autonomías. Al día siguiente estuvo en Zaragoza —previo paso por San Asensio (La Rioja)—, desde donde envió el mensaje de que su partido no aceptará chantajes y exigirá su presencia en el Gobierno de Aragón, como hizo ya en Extremadura y en la Comunidad Valenciana.

Después fue el turno de Cáceres y Mérida, en un doblete en el que no hizo leña del árbol caído y evitó toda crítica a María Guardiola, ya presidenta de la Junta extremeña, que renegó del apoyo de Vox, pero acabó aceptándolo y metiendo a un consejero de esa formación en su Consejo de Gobierno autonómico.

El jueves de la semana pasada, Abascal viajó a Valencia, donde también gobernarán juntos PP y Vox a nivel regional, y al día siguiente puso rumbo a Palma de Mallorca, donde los dos partidos han llegado a un pacto lingüístico histórico. Ayer fue el turno de Murcia, donde sigue el pulso con el popular Fernando López Miras, tras una investidura fallida. Hoy cerrará en Madrid, en la icónica plaza de Colón, desde la que aspira a invocar su entrada en el Gobierno de España.