Claves para entender la reforma electoral que quiere el PP

El 30 de junio de 2014, Rajoy expuso ante el Comité Ejecutivo del PP, después de las elecciones europeas, una serie de medidas para «mejorar la calidad democrática» de las instituciones, y entre otras se refirió a la elección directa de alcalde, que implicará el gobierno de la candidatura más votada.

El PSOE fue el primero en defender la elección directa de los alcaldes. Lo hizo a través de una Proposición en 1998, que no prosperó. Pedro Sánchez «olvidó» esa posición histórica y contestó con un «no» a la propuesta del Gobierno de Rajoy. Un año después, Sánchez está dispuesto a abordar una reforma siempre que se restrinja al ámbito local.

Susana Díaz ha defendido la reforma para instaurar una segunda vuelta, y Zapatero ha respaldado ese debate.

La reforma electoral para la elección directa de los alcaldes está en los programas electorales del PP desde 2003. Presentar la iniciativa sería, pues, un cumplimiento del programa. Si no sale adelante en estos meses, la intención de los populares es volver a incluir esta promesa en el programa para las elecciones generales de finales de año.

En caso de presentarse la reforma, se haría a través de una Proposición en el Congreso de los Diputados, como iniciativa del Grupo Popular. El Gobierno considera que cualquier modificación de la normativa electoral tiene que partir del Parlamento, y no del poder Ejecutivo, para que sean los grupos parlamentarios los que negocien y traten de llegar a un acuerdo.

El PP confía en que una vez celebradas las elecciones municipales y constituidos los ayuntamientos, el PSOE retome su posición tradicional y muestre su capacidad de diálogo en un asunto que siempre había defendido. La intención del Grupo Popular es aprobar la reforma por acuerdo, al menos con el Partido Socialista. De entrada no prevén apoyar en solitario una modificación así solo con su mayoría.