La reforma federal, un callejón sin salida
La propuesta del PSOE nace sin consenso ni diálogo previo con el Gobierno ni el PP
La reforma federal, un callejón sin salida
El nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha aprovechado las aguas revueltas del desafío independentista catalán para volver a pedir una reforma de la Constitución de corte federal. En un artículo titulado «Política para un nuevo pacto», publicado ayer en un periódico de tirada nacional, ... Sánchez insiste en que «una reforma pactada de la Constitución resolvería el encaje de Cataluña en España ». Una primera premisa que ya produce importantes discrepancias entre el resto de grupos parlamentarios, ya que ni existe un consenso mínimo ni básico para acometer una reforma del calado que propone, como se ha comprobado en el Congreso, ni esta resolvería la tensión nacionalista, como sospechan casi todos. Los partidos secesionistas catalanes no piden ni defienden ninguna modificación de la Carta Magna, sino que buscan directamente la secesión, y todos los mensajes que han emitido en los dos últimos años van dirigidos a esa ruptura.
A partir de ahí, el PSOE reconoce que busca el pacto con los nacionalistas catalanes y propone una reforma apoyada por todos, sin recordar que la Constitución de 1978 ya fue fruto de un pacto nacional, respaldado por el conjunto de los españoles, y por la mayoría de los catalanes en concreto.
Respecto al contenido de la propuesta, en el texto publicado por Sánchez hay varias generalidades y pocas concreciones, aunque bautiza su reforma como «federal» . Desde el Gobierno de Mariano Rajoy se ha pedido, precisamente, una explicación detallada de lo que se pide. Si bien desde el Ejecutivo se mantiene que no se dan las circunstancias en este momento para una reforma general de la Carta Magna, y no se puede pretender hacerlo como contraprestación al desafío que está planteando Artur Mas a todo el Estado y a la soberanía nacional.
Medidas sin profundizar
El secretario general de los socialistas pide, sin profundizar en ninguno de los puntos tratados, que en la nueva Constitución figure una asignación «clara» de las competencias, una financiación autonómica «previsible y suficiente», una reforma profunda de la composición y funciones del Senado y un reconocimiento de las singularidades de algunas comunidades autónomas, sin especificar cuáles ni con qué criterios se haría una distinción «singular» de unos territorios respecto a otros.
Además, Sánchez quiere aprovechar el momento en que se abra el melón constitucional para introducir otras ideas y «actualizar el catálogo de derechos y libertades de los ciudadanos». En ese cajón mete el reconocimiento de las «nuevas formas de familia», la supresión definitiva de la pena de muerte, la protección de la salud como «un derecho real y efectivo», la tutela «en serio» del derecho al trabajo y a la vivienda, la garantía de las políticas sociales y un impulso de medidas de regeneración democrática, que se están estudiando ahora en el Congreso.
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