Pedro Sánchez «el guapo» y la influencia del físico en la política
La altura o los rasgos faciales marcados pueden contribuir a crear una imagen de liderazgo fuerte
s.m.
En solo unas pocas semanas, Pedro Sánchez, apodado «el guapo» por sus propios compañeros de partido, ha logrado labrarse una imagen pública que ha provocado su ascenso meteórico en la lucha por la secretaría general del PSOE . Al giro a la izquierda de ... sus propuestas le acompaña un físico que ha sido protagonista de bromas y comentarios, pero ¿su aspecto puede influir en su carrera política?
«El físico influye, pero no es determinante. Hay muchos estudios que demuestran que hay una cierta tendencia, pero solo relativa, a que los más altos ganen los debates o los más guapos se impongan a los más feos», comenta el experto en comunicación política Luis Arroyo. Por ese motivo, en el cara a cara electoral de 1993 entre Felipe González y Jose María Aznar una de las cuestiones más negociadas fue decidir si los candidatos debatían sentados o de pie, dejando ver u ocultando su diferencia de altura. La importancia del físico también recae en el hecho de que dirigentes como Aznar o Rajoy decidan teñirse las canas del pelo.
Desde que un joven y atractivo John Kennedy ganase a un experimentado Richard Nixon en el primer debate televisado en 1960, ningún asesor político desprecia la influencia de la imagen. En ese cara a cara, quienes vieron el debate por la televisión le dieron la victoria a Kennedy, mientras que quienes lo escucharon por la radio dieron por ganador a Nixon.
Cuestión de biología
Los expertos consultados atribuyen esta influencia del físico a causas biológicas y antropológicas. «Los factores que favorecen esta imagen política son, en el ser humano, los mismos que en el resto de las especies: altura, fortaleza, física, belleza, etc», comenta Arroyo. Esto no significa que sus rivales Eduardo Madina o José Antonio Pérez Tapias partan con desventaja, pero sí que algunos rasgos o gestos transmiten al votante determinadas sensaciones.
Las facciones marcadamente masculinas de Sánchez o sus 190 centímetros de altura (que comparte con Madina) pueden ayudar a transmitir un liderazgo fuerte y la sonrisa natural expresa cercanía y credibilidad. Para el célebre analista norteamericano Samuel L. Popkin la imagen era un «atajo cognitivo» para que el ciudadano se entere de forma rápida y sencilla del mensaje político de cada candidato.
Los precedentes
No es la primera vez que el atractivo de un político se analiza como un arma de campaña. Para presidentes del Gobierno como Adolfo Suárez o Felipe González su imagen también fue una vía más para transmitir su proyecto político.
Además del atractivo físico, Sánchez comparte con Felipe González algunos rasgos más. El histórico dirigente socialista alcanzó la presidencia del Gobierno con cuarenta años, dos menos de los que tiene ahora el diputado madrileño.
«Por Sánchez nadie apostaba en un principio, al igual que por Suárez o González. Este último rellenó el hueco que estaba llamado a ocupar el partido comunista», comenta Arroyo. No estar vinculado al pasado más inmediato del partido, podría ser otra ventaja de este candidato.
Sin embargo, la belleza no siempre es un rasgo positivo para comunicar un proyecto político. En ocasiones, podría eclipsar el mensaje que el candidato quiere comunicar a sus ciudadanos: «Pedro Sánchez tendrá que hacer un esfuerzo adicional para hacer ver que no es una cara bonita», zanja Arroyo.
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