La condena judicial a siete concejales fuerza al alcalde de Santiago a dimitir

El regidor, Ángel Currás, imputado en dos causas diferentes , asumió entonces el chaparrón que se le venía: buscar, en una ajustada lista municipal plagada ya de tachones que cubrieron salidas previas, a nueve personas con las que recomponer el maltrecho gobierno. Consciente de que los nombres de la candidatura resultaban insuficientes, el alcalde decidió echar mano de ediles no electos con marcado «perfil técnico» para que pudiesen asumir sin dificultades las diferentes áreas.

Casi todos ellos habían trascendido a finales de semana con nombre y apellidos, pero Currás quiso aplazar cualquier confirmación hasta pasado el fin de semana. Quería contrastar su lista con el líder del partido, pero Feijóo, que desde el primer momento descargó en él toda la responsabilidad de conformar el nuevo equipo, siempre mantuvo una posición pública distante. Hasta ayer. En un golpe de efecto, y con media cúpula popular detrás solicitando su dimisión, Currás comunicaba su decisión de abandonar la Alcaldía para «abrir una nueva etapa con un nuevo equipo». Porque «lo razonable es que ante una situación excepcional se adopte una medida excepcional», explicaba, al tiempo que descartaba haber recibido «presiones» de su partido.

Lo hacía en una rueda de prensa convocada para trasladar los nombres del nuevo equipo que ahora queda en suspenso y a la espera de que el sucesor de Currás lo de por bueno. Y el sustituto de éste no es otro que uno de los hombres de máxima confianza de Feijóo , el consejero de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio y también diputado autonómico, Agustín Hernández, el hombre que cerraba la lista del PP en Santiago. Con él, el presidente de la Xunta renueva la imagen de la capital sin ningún imputado entre sus filas y empieza a preparar así las próximas municipales con el objetivo de salvar una ciudad que se le resistió al PP los últimos 25 años.