política
Mociones de censura en España: un viaje a ninguna parte
Salvo en las alcaldías, los procesos parlamentarios para cambiar al gobierno central o a los presidentes autonómicos suelen terminar en sonoros fracasos. A veces ese es el único objetivo: hacer ruido
césar cervera
La decisión del socialista Fernández Vara de presentar una moción de censura contra el Gobierno popular de José Antonio Monago parece limitarse a un conato por recuperar el protagonismo político. Nada más que un brindis al sol con fines electorales. Aunque el PP sólo tiene ... 32 diputados en la Asamblea extremeña, frente a los 28 diputados del PSOE, los tres de IU y los dos de PREX-CREX (una escisión del PSOE con un programa regionalista), nadie está por la labor de apoyar un cambio de gobierno a falta de un año para las elecciones autonómicas y sin posibilidad de modificar los presupuestos. No en vano, para tener éxito la iniciativa, el PSOE tendrá que convencer a ambas formaciones .
Las mociones de censura en España, además, tienen un carácter constructivo y continuista. Es decir, el Partido Socialista deberá presentar un candidato capaz de aglutinar apoyos suficientes en lo que queda de legislatura. Y Fernández Vara no cuenta con las simpatías ni de Izquierda Unida, ni del PREX-CREX, que no comprenden el momento elegido por los socialistas para acometer esta maniobra.
Si finalmente Fernández Vara no lleva a puerto el proceso, éste se sumará a la lista de mociones de censura fallidas en nuestros país. Un instrumento de control poco empleado en España, pero al que los políticos españoles suelen recurrir sin la certeza de contar con los votos necesarios o directamente a sabiendas de que están abocados al fracaso. Hasta en dos ocasiones un gobierno central ha tenido que afrontar una moción de censura en España, y en las cámaras autonómicas la situación se ha repetido una decena de veces.
Dos intentos en el Congreso
En 1980, cuando Adolfo Suárez iniciaba su tercer mandato como presidente del Gobierno, el PSOE, que venía de cosechar buenos resultados en las elecciones autonómicas, planteó una moción de censura . Los socialistas propusieron como candidato alternativo a Felipe González en un debate que se prolongó durante veinte horas y que culminó tres días después con una votación contraria a los intereses del PSOE: 166 votos en contra, 152 a favor, 21 abstenciones y 11 ausencias. Según la Constitución española, la iniciativa precisa de la mayoría absoluta de la Cámara para salir adelante.
Muchas veces, el objetivo es presentar a sus candidatos ante la opinión pública La segunda moción de censura llegó en marzo de 1987, con Felipe González encarando su segunda legislatura al frente del Gobierno. Alianza Popular presentó la iniciativa y propuso al entonces presidente de la formación, Antonio Hernández Mancha, como alternativa para encabezar un nuevo gobierno. También fracasó y sólo fue apoyada por 67 diputados, insuficientes frente a los 195 votos en contra y 77 abstenciones que cosechó.
Aunque las dos mociones estaban abocadas al fracaso desde el principio, ambas surgieron con el objetivo de presentar a sus candidatos ante la opinión pública y para reafirmar el protagonismo de dos partidos emergentes.
Otras mociones de censura recientes
En 2006, Joan Ignasi Pla, del PSPV-PSOE, presentó una moción en las Cortes valencianas contra el president de la Generalitat, Francisco Camps, que no prosperó. El resultado de la votación fue de 47 votos en contra, 35 votos a favor y 7 abstenciones. Es decir, el PSOE enfrentado en solitario contra la mayoría absoluta de Camps, quien ni siquiera acudió a los debates previos. No obstante, Joan Ignasi Pla necesitaba escenificar su oposición a la forma en la que la Generalitat había gestionado el accidente del metro de Valencia , que dejó 43 muertos y que había sucedido unos meses antes de la moción.
El PSOE contra la mayoría absoluta de Camps, quien no acudió a los debates A principios de este año, Rubalcaba tuvo que intervenir para frenar el intento de moción de censura que el PSOE navarro había comenzado contra el Gobierno de Yolanda Barcina (UPN). La presidenta navarra lleva casi dos años gobernando en franca minoría —UPN tiene solo 19 escaños en un Parlamento de 50— y su Ejecutivo se ha visto implicado recientemente en un presunto caso de corrupción. Por esa razón, el PSOE trató de impulsar su sustitución o su dimisión. Puesto que Bildu era el único partido dispuesto a apoyar la iniciativa parlamentaria, los socialistas se vieron obligados a desistir a última hora.
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