El fiscal avala revisar la salud de Bolinaga ante su nueva imputación

Torres-Dulce hizo estas declaraciones ayer en Barcelona, al preguntarle por la decisión del juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno de reclamar los informes médicos de Bolinaga de los últimos seis meses antes de que pueda ser llamado a declarar como imputado por su presunta implicación en un atentado que aún no ha sido resuelto.

Se trata del asesinato del agente de la Guardia Civil Antonio Ramos hace casi 28 años, el 8 de junio de 1986. La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha solicitado a Ismael Moreno que reabriera ese sumario ante la posibilidad de que el etarra Bolinaga estuviera implicado. Esta petición del Ministerio Público al juez se basa en un informe de la Guardia Civil que aporta indicios de la supuesta participación en estos hechos de Bolinaga, que salió de prisión el 20 de agosto de 2012 por padecer un cáncer terminal.

En aquel momento, la Fiscalía de la Audiencia Nacional se opuso a la libertad condicional del etarra al considerar, al igual que la forense de este tribunal, que el carcelero de José Antonio Ortega Lara podía ser tratado en prisión. A juicio del Ministerio Público, que, sin embargo, optó por no recurrir el tercer grado que el Gobierno concedió al etarra, Bolinaga «carece de sintomatología que permita incluirlo en una situación claramente terminal, por lo que no se encuentra en el último periodo de su vida».

En aquel escrito, el fiscal Pedro Rubira añadió que el terrorista todavía no ha sido sometido siquiera a ningún tratamiento de quimioterapia ni radioterapia, «elemento imprescindible para valorar las auténticas esperanzas de vida» que tiene. El antiguo preso de ETA permaneció en el hospital Donostia hasta octubre de aquel año como consecuencia del cáncer pulmonar y cerebral que todavía hoy sufre. Desde entonces, su estado de salud ha sido objeto de innumerables debates, tanto a nivel mediático y político como en instancias médicas.

Además, desde su excarcelación, ver a Bolinaga por las calles de Mondragón ha suscitado indignación entre las víctimas del terrorismo. No es el primer preso etarra que está en libertad como consecuencia de la grave enfermedad que padece, pero en él se han dado una serie de circunstancias que visualizan la maldad de ETA a lo largo de cincuenta años de terror. También provocó enorme indignación entre las víctimas el homenaje que le hicieron los filoetarras a su llegada a Mondragón, localidad guipuzcoana en la que vive desde octubre del año 2012. Bolinaga no ha mostrado signos de arrepentimient o por sus crímenes, al menos públicamente, ni en el presunto umbral de la muerte.