En la muerte de Iñaki Azkuna: «Un alcalde de talla»
«La estatura política, el liderazgo, requiere tiempo, pero también personalidad y carisma. Y de eso, iba sobrado»
En la muerte de Iñaki Azkuna: «Un alcalde de talla»
Si aceptamos el aforismo de que el mundo es un Bilbao más grande, Iñaki Azkuna ha sido un alcalde de talla y magnitud a escala bilbaína.
Esa talla de alcalde querido por la mayoría no se consigue en dos días. La estatura política, el liderazgo, ... requiere tiempo, pero también personalidad y carisma. Y de eso, Azkuna iba sobrado.
Supo personificar el éxito de la transformación urbanística. El Bilbao del Metro y del Guggenheim es fruto de la implicación de todas las instituciones, pero Azkuna, en su condición de alcalde, lideró con gran acierto este éxito colectivo.
Desde el punto de vista político, Azkuna destacó por hablar más como alcalde que como representante de unas siglas. Y esa visión más ciudadana que partidista lo encumbró y le granjeó el apoyo de propios y extraños. Ha sido tan atípico que no parecía nacionalista.
A los bilbaínos en general nos gustaba que ejerciera de bilbaíno: socarrón, altivo, echado para adelante. Era la personificación física y temperamental del bilbaíno típico, del bilbaíno de manual. Y eso a pesar de haber nacido en Durango. Pero ya todo el mundo sabe que el bilbaíno nace donde quiere.
Incluso sus salidas de tono eran elegantes y chirenes, hechas con la gracia y el empaque típicos de Bilbao.
He tenido la suerte como portavoz de la primera fuerza de oposición en el Ayuntamiento de mantener muchas discusiones políticas en el pleno municipal. Azkuna era uno de los adversarios políticos que merecía la pena, con los que una deseaba debatir, con el que una se crecía por su talla descomunal. Para mí ha sido un estímulo hacer política con un alcalde de su talla.
Pero además de adversario fue un hombre cabal, muy sensato con el que coincidí en temas esenciales, en asuntos que están por encima de las siglas políticas como es la condena del terrorismo y la defensa de la ciudad de Bilbao por encima de todo.
Azkuna deja un vacío enorme y nos deja a todos un poco huérfanos. Vamos a echar mucho de menos su sentido común, su voz franca y directa, su personalidad arrolladora y, especialmente en su última etapa, la absoluta autoridad y libertad con la que hablaba de todos los temas.
Bilbao está de luto. Se diría que hasta la ría del Nervión discurre por la villa más triste y desangelada. Pero su luz sigue viva. Una luz generosa y segura de sí de quien ya es Historia de una ciudad que ya le echa de menos.
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