Nicolás Gutiérrez: «Vox es radicalmente libre, vamos a dar mítines donde queramos»

¿Cómo acaba un antiguo dirigente del PSE siendo candidato de Vox?

Bueno, yo preguntaría más bien cómo ha terminado el PSE donde está ahora. Yo no me he movido un ápice. Me voy del PSE por su negociación con ETA, que es una línea roja que cualquier ciudadano demócrata debe tener, y acabo en Vox porque es el único partido que tiene una idea de España coherente con lo que yo pienso.

A Vox se le han puesto muchas etiquetas. ¿Con cuál se queda?

Vox es un partido radicalmente libre. Creo que tiene muy claro lo que viene a hacer, y eso es con lo que me quedo. Se le ha estigmatizado desde la izquierda, pero la izquierda lo estigmatiza todo. Vox viene a cubrir un espacio de patriotismo social que está muy bien definido. Me siento muy cómodo.

Está siendo una campaña bronca. ¿Cómo la está viviendo?

Con tristeza, porque a nadie le gusta que le tiren piedras y le estén insultando constantemente. Pero no vamos a dar un paso atrás. Vox es profundamente democrático y vamos a dar mítines donde queramos. El País Vasco sigue teniendo un déficit democrático que muchos pensaron que se acabó con ETA, pero el verdadero problema es el nacionalismo. El nacionalismo es la guerra, ya lo dijo François Miterrand en su último pleno en el Parlamento europeo.

¿Le pareció suficiente la condena de Iñigo Urkullu? El lendakari achacó la pedrada a una «retroalimentación sospechosa».

Condenar una pedrada diciendo que Vox retroalimenta esa violencia es una verdadera muestra del increíble personaje menguante que Urkullu. Un individuo que da apariencia de moderación y educación y que es un sectario peligroso. Debajo de esas formas se esconde lo peor.

¿Han dado los ataques de los radicales más visibilidad a la campaña de Vox?

Es lamentable que en un país democrático ganes espacio porque te apedreen. Los medios se deberían fijar más en las propuestas políticas que en las pedradas.

Desde el nacionalismo afirman, sin embargo, que Vox viene a provocar.

Vox es un partido democrático que cumple con todos los parámetros de la Constitución. Y tenemos derecho a decir lo que queremos donde queramos. Decir que dar un mitin político en una campaña electoral es una provocación es un verdadero escándalo.

Supongamos que Vox logra entrar en el Parlamento. ¿Qué pasaría después?

Que pondremos en la agenda aquellas cuestiones que el PSE, el PNV y el PP se han negado a llevar al Parlamento.

¿Por ejemplo?

Lo que pasa con esos miles de ciudadanos que han sido marginados por no saber euskera y no han podido trabajar en la administración pública. Eso es muy grave. Vamos a desmontar chiringuitos, se acabará Emakunde —el Instituto Vasco de la Mujer—, se revisará de arriba abajo ETB, que es un verdadero despilfarro. Vamos a reducir todo ese gasto ideológico para favorecer políticas reales.

¿Nada a contracorriente su partido al ir en contra del Cupo vasco?

Al contrario. Creo que en el País Vasco hay muchos tabús, y hay que remover la conciencia de los ciudadanos. La principal labor de Vox es poner negro sobre blanco y modificar la agenda política impuesta por el nacionalismo a lo largo de 40 años. Esa es la verdadera enfermedad.