La formación antisistema, que tiene en estos momentos cuatro diputados en el Parlament , planteó ayer fomentar la «soberanía energética popular» con una empresa «democrática y renovable» que borre la presencia de la energía nuclear en todos los «países catalanes». Así lo explicó el candidato por Gerona, Dani Cornellà.
No obstante, la promesa de la CUP llega algo tarde. No en vano, Ada Colau ya prometió, y creó, una empresa municipal de luz ( Barcelona Energía) en 2018. La compañía barcelonesa, sin embargo, no ha cosechado el éxito esperado. Tres años después de su nacimiento apenas cuenta con 3.000 clientes y, según informó este mes de enero la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, vende la luz más cara que grandes empresas eléctricas como Ibedrola o Endesa.
La propuesta de la energética se suma a la idea, planteada la semana pasada, de crear una farmacéutica catalana
100% pública para favorecer el «control de precios» de productos esenciales, mejorar la transparencia, garantizar la seguridad y que la investigación médica responda a intereses sociales. Los cuperos aprovecharon la polémica por el retraso en la entrega de las vacunas del coronavirus para acusar a las farmacéuticas de «especular con la salud y la vida».
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