PP y CiU se responsabilizan mutuamente de azuzar el odio entre Cataluña y España

Durante un mitin en Tarragona junto a la presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, el candidato del PPC a las europeas, Santi Fisas, y el presidente del PP de Tarragona, Alejandro Fernández, Cospedal, De Cospedal, ha acusado hoy al presidente catalán, Artur Mas, de «crear odio», «mentir» y ser «irresponsable» al decir que España no ayuda a Cataluña, aunque le ha advertido de que «el odio siempre se vuelve contra el que lo crea».

Ha puesto como ejemplo el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), del que 20.000 millones de euros de los 42.000 millones totales se han destinado a Cataluña, o los 6.000 millones de euros para pagar a proveedores de Generalitat y ayuntamientos. «Ha venido mucho dinero a Cataluña, y yo también soy presidenta de una comunidad», ha dicho.

Por ello, ha asegurado, «decir que el resto de España no ayuda a Cataluña es mentir, faltar a la verdad y querer hacer creer a los catalanes algo que no es. Y algo todavía peor e irresponsable, es crear odio, fractura, división, y no hay nada peor que deba hacer un gobernante. Y el odio siempre se vuelve contra el que lo crea».

Por su parte, la líder del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, ha opinado que en la «cuenta atrás» hasta la consulta soberanista del 9 de noviembre ganará el «sentido común y el Gobierno», frente a un Mas que ha «suspendido» como político «moderado y sensato» y promete «paraísos imposibles».

El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, ha sido el encargado de replicar a De Cospedal, y ha afirmado que «el único que ha creado odio» contra Cataluña es el PP con su campaña contra el Estatut y ha apelado a los populares a pedir «perdón» para «volver a empezar, si se puede».

En otro orden de cosas, la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, se ha colado en la campaña catalana para denunciar que insinuar que el expresidente catalán Pasqual Maragall es «independentista» por asistir a un acto de ERC es una «manipulación intolerable«, y ha dicho que es propio de regímenes totalitarios utilizar en actos políticos niños, y, «peor, enfermos de Alzheimer».