el quinto en discordia
Draghi, el dedo y la luna
Su informe, probablemente de forma intencionada, soslaya lo que sin duda es la principal losa del modelo económico europeo. Mientras que en Estados Unidos o en China el gasto público con respecto al PIB es en torno a un tercio, en Europa es la mitad
No da más de sí
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Iniciar sesiónLlevábamos tiempo esperando el informe y lo mejor que se puede decir es que no ha defraudado. Draghi tiene la capacidad de las mentes brillantes de explicar las cosas complejas de forma sencilla. Y lo ha vuelto a hacer. Además, tiene el prestigio y ... el autoritas para indicarnos cual tiene que ser el camino. No ha dicho nada que no supiéramos pero lo ha dejado claro. Así no podemos seguir. El diagnóstico es demoledor: la falta de dinamismo de la economía europea es un lastre que de no revertirlo nos condena no solo a la insignificancia sino a no poder mantener nuestro modelo social.
También se extiende en los posibles remedios que se pueden resumir en uno: mayor pragmatismo, que nos tiene que conducir a una menor regulación. El mayor pragmatismo tiene que facilitar el proceso de toma de decisiones en la UE -mayorías cualificadas frente a la unanimidad actual-. El mayor pragmatismo tiene que incentivar la inversión. El mayor pragmatismo nos tiene que obligar a hacer planteamientos más ambiciosos pero realistas que aúnen el interés del conjunto y permitan ir todos a una y no cada uno por su lado. Un mayor pragmatismo para que, en definitiva, podamos competir en igualdad de condiciones al del resto de áreas económicas del mundo.
Un aspecto controvertido ha sido la financiación propuesta para las ingentes inversiones propuestas. Financiación eminente pública con cargo a Bruselas. Se trata de estirar el modelo de los bonos europeos de los fondos Next Generation. Es volver a la máxima que ha guiado siempre sus pasos de más Europa. Quizá se echa de menos un mayor énfasis en la posibilidad de incentivar la inversión privada a través de esquemas fiscales más atractivos y un mercado de capitales único.
Además, el informe, probablemente de forma intencionada, soslaya lo que sin duda es la principal losa del modelo económico europeo. Mientras que en Estados Unidos o en China el gasto público con respecto al PIB es en torno a un tercio, en Europa es la mitad. Quizá no era el momento de plantear el alcance del contrato social sobre el que se ha fundado el modelo económico europeo, pero no cabe la menor duda de que esta es la principal diferencia que ha llevado a que las divergencias entre las distintas zonas económicas se hayan ampliado últimamente. La rebaja del peso del Estado es una de las conclusiones que seguramente ha dejado para futuras revisiones del informe.
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