Los jóvenes se encomiendan a la ayuda familiar para comprar una casa

Comprar casa en Madrid sigue siendo una tarea complicada, especialmente para los jóvenes entre 25 y 35 años. Los precios altos de la vivienda frente a la precariedad laboral y los bajos sueldos lo dificultan. Por eso, en la mitad de las ocasiones este sector de la población recurre a la ayuda familiar para hacer frente a la compra de la casa, tal y como refleja el informe «Los jóvenes madrileños y su acceso a la vivienda en propiedad», elaborado por el Salón Inmobiliario Internacional de Madrid (SIMA). Su director general, Eloy Bohúa, recuerda que «ante la escasez de ahorro el apoyo de la economía familiar es importante y sin él no podrían afrontar la compra». Dicho informe señala que el 48% de los jóvenes madrileños necesita algún tipo de ayuda familiar para adquirir la vivienda, ocho puntos porcentuales más que dos años atrás. Una estadística basada en las encuestas que se realizan entre los jóvenes que visitaron la última edición del SIMA (un tercio del total).

Las necesidades de los jóvenes siguen siendo las mismas: independizarse como propietario y no como inquilino y/o el deseo de formar una familia. Pero l a subida de precios de la vivienda que se registra desde 2015 dificulta su acceso al estatus de propietario y se encuentran en una situación más vulnerable que el resto de la población madrileña.

El informe señala varias dificultades, entre ellas el presupuesto de compra. «Mientras continúa decreciendo el porcentaje de encuestados con un presupuesto menor de 180.000 euros (en los dos últimos años ha descendido siete puntos hasta situarse en el 23,2% de la muestra), aumenta el de jóvenes con un mayor poder adquisitivo (hasta 300.000 euros) como resultado de la necesidad de adaptación a las condiciones actuales del mercado residencial en la Comunidad de Madrid», indican desde el SIMA. El presupuesto medio ha aumentado un 6% entre 2017 y 2019 (desde 244.115 euros hasta 258.671 euros) mientras que el Índice de Precios de Vivienda del INE referido a la Comunidad de Madrid lo ha hecho en el mismo periodo en un 22%, casi cuatro veces más.

Para Eloy Bohúa es importante destacar que hay más tranquilidad y confianza entre los futuros jóvenes compradores, pues «cinco de cada diez jóvenes madrileños que en la actualidad están buscando activamente una vivienda con el propósito de adquirirla comenzaron a hacerlo hace menos de seis meses y hay cada vez más jóvenes que se quieren embarcar en el proceso de compra».

El director general del SIMA advierte que los datos del informe no se deben extrapolar a la totalidad de los jóvenes madrileños, pues los resultados se basan en sus visitantes, «que son jóvenes que quieren comprar casa». En el 50% de los casos «ya se han emancipado, están de alquiler y quieren pasar a ser propietarios, y el 30% quiere irse de casa de sus padres». Además hay un 16% que ya es propietario y quiere mejorar su vivienda. Bohúa habla de una «clara reactivación de la compra de la vivienda y existe optimismo por la capacidad de conseguir la financiación».

Pedir una hipoteca es la opción más frecuente entre los jóvenes que van a comprar casa. El 43% de los encuestado tendría que financiar más del 80% del precio de adquisición, la cifra más alta de la serie histórica del informe. Por el contrario, la proporción de jóvenes con necesidad de financiar menos del 80% del precio de la vivienda se reduce hasta el 57% (seis puntos menos que la media de los dos años anteriores). El importe de los préstamos que se deben solicitar confirma también el aumento de los precios residenciales. El 40,2% de los jóvenes madrileños necesitaría una hipoteca de hasta 180.000 euros (antes era el 58,2%) y los que solicitarían entre 180.000 y 240.000 euros o entre 240.000 y 300.000 euros se incrementa en casi 7 y 9 puntos , respectivamente, en el mismo período. Es decir, la subida de precios exige un esfuerzo hipotecario cada vez más intenso pero, a pesar de todo, ocho de cada diez jóvenes asegura que tiene bastantes posibilidades de contratar la hipoteca que van a necesitar aunque tres de cada diez ni siquiera haya hablado todavía con ningún banco.