Rubalcaba propone para la banca lo que Salgado despreció en 2010
España ignoró, en su presidencia de la UE, las medidas de supervisión del Parlamento Europeo
El Gobierno de Rodríguez Zapatero «perdió varias oportunidades» durante el semestre (enero a junio de 2010) en el que ocupó la presidencia de la UE, pero quizá «una de las más sonoras fue el acuerdo sobre la puesta en marcha de nuevas autoridades europeas de ... supervisión del sistema financiero», tal y como abogaba entonces el Parlamento europeo. Por eso, llama la atención que ahora, el candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba incluya en su programa electoral propuestas sobre el sector bancario que el Ejecutivo español despreció durante su presidencia de la UE, según afirma el eurodiputado del PP, José Manuel García-Margallo.
El informe del Parlamento europeo proponía, entre otras cuestiones, que cuando una entidad privada mostrase signos de debilidad, las autoridades de supervisión deberían acentuar la vigilancia y, en su caso, adoptar las medidas necesarias (sustitución de administradores, requisitos, de capital o liquidez, ventas de activos, liquidación ordenada, etc.) para evitar el contagio y preservar la estabilidad financiera. Además, abogaba por la creación de dos fondos prefinanciados por el sector financiero: uno para garantizar los depósitos y, otro, para que el contribuyente no tuviese que volver a hacerse cargo de la factura.
García-Margallo, designado por la comisión Económica de la Eurocámara como principal negociador del paquete legislativo y ponente de la propuesta sobre la Autoridad Europea de Supervisión Bancaria, recuerda que la ministra Elena Salgado «no aceptó la mayoría de las medidas propuestas por el Parlamento Europeo y, muy especialmente, no quiso ni oír hablar de establecer mecanismos de resolución de crisis o de crear fondos financiados por el sector bancario para evitar que los ciudadanos tuviesen que volver a pagar la factura de futuras crisis». Es más, en una de las últimas reuniones de Salgado como presidenta del Ecofin (ministros de Economía), «anunció delante de todos los ponentes que “este dossier se queda para los belgas”».
Afortunadamente, la presidencia belga consiguió semanas después desbloquear las negociaciones y el Parlamento europeo aprobó un «ambicioso e histórico» acuerdo para la supervisión financiera europea, que incluía la creación de tres autoridades con decisiones vinculantes.
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