La UE advierte que no hay más salida que el rescate

Nicolas Sarkozy y Angela Merkel mantuvieron en la tarde de ayer una conversación telefónica sobre la nueva vuelta de tuerca en la gran crisis de deuda europea. En un comunicado, el Elíseo aseguraba que ambos dirigentes consideran que la aplicación del acuerdo sobre el rescate financiero de Grecia «es más necesaria que nunca» , al tiempo que anunciaban una reunión de los principales líderes europeos con el primer ministro griego hoy en Cannes, en una cita previa a la cumbre del G-20.

La tibieza del mensaje contrastó con el discurso que, pocas horas después, ofreció el presidente de Francia al término de una reunión de urgencia con miembros de su Gobierno. Sarkozy aseguró entonces que la decisión de Papandreu «ha sorprendido a toda Europa» y advirtió que el plan de rescate es «la única vía posible para resolver el problema de la deuda griega». La «solidaridad de todos los países de la zona euro no puede mantenerse si todas las partes no hacen los esfuerzos necesarios», sintetizó.

Merkel no tuvo necesidad de entrar en arena dialéctica, porque su partido y sus socios de Gobierno hablaron por ella. Y con extrema dureza. «Irritante» fue el termino utilizado por el portavoz de Finanzas de su grupo parlamentario para definir el plebiscito de Papandreu. Aún más lejos fue Rainer Breuderle, líder del FDP y ex ministro de Economía: «Solo se puede hacer una cosa: hacer los preparativos para la eventualidad de que haya una insolvencia de Grecia », amenazó.

El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, lamentó que Papandreu hubiera tomado la decisión «sin haber consultado» a sus homólogos europeos y tampoco descartó una suspensión de pagos. Un tono más diplomático emplearon los presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, quienes, tras conversar por teléfono con Papandreu y otros líderes de la eurozona, aseguraron «confiar plenamente en que Grecia honrará los compromisos que ha asumido».

En España, la ministra de Economía, Elena Salgado, calificó de «mala» la decisión del Gobierno griego y añadió que «nadie se esperaba esto» y que ha sido una «sorpresa absoluta».