«No nos planteamos ni ahora ni nunca una fusión bancaria»

—Hay voces que alertan de que el golpe en 2021 por los impagos será muy elevado. Y que hay quien podría no estar bien preparado. ¿Debemos temer que la morosidad se dispare a niveles de la anterior crisis? ¿Cuándo prevén que suceda?

—Esta crisis tiene elementos que son únicos, y unas peculiaridades que no habían ocurrido en el pasado, al menos no en nuestras vidas, y en consecuencia no disponemos de referencias en las que apoyarnos para poder hacer proyecciones con algo de base y fundamento. Por ello sinceramente responder qué nivel de morosidad se alcanzará y en qué momento ocurrirá sólo se puede hacer con un “depende”. Dependerá, ante todo, del rigor con el que se tomen las decisiones de alto nivel que tan necesarias son para enderezar el rumbo. Dependerá del liderazgo que nos ilusione a todos a trabajar en la misma dirección, y que esta sea la correcta dirección, claro. Buen liderazgo, compromiso de las personas y la correcta aplicación de la tecnología disponible, y hoy la tenemos mejor que nunca, han sido en todas las crisis las recetas que han sacado adelante con éxito el propósito que nos ocupa.

—¿Puede tener problemas Bankinter si la morosidad se dispara al nivel de la crisis de deuda?

—Insisto en que la crisis actual no tiene nada que ver con la de 2008, por lo que no tiene sentido buscar paralelismos. No obstante, en los peores momentos de la pasada crisis la morosidad de Bankinter no superó ni siquiera el 5%. Entre otras cosas porque mantuvimos un riguroso control de los riesgos de nuestra actividad y de los negocios y clientes en los que invertíamos, con una escasa exposición a los sectores más problemáticos, como el inmobiliario. La gestión de los riesgos es la columna vertebral de nuestro negocio y esto es algo que tanto entonces como ahora hemos mantenido como punto central de nuestra estrategia. Ello nos ha permitido, y nos permitirá ahora, salir fortalecidos de cualquier crisis.

—La crisis del Covid ha acelerado las fusiones, como vemos con Caixabank y Bankia. ¿Bankinter se abre ahora también a las fusiones? ¿Han detectado alguna oportunidad en España?

—No, no tenemos esa inquietud. Y menos aún en estos tiempos, aunque ello parezca una contradicción.

—¿Por qué siempre descarta las fusiones?

—Nosotros estamos muy orgullosos de la historia del banco y la consistencia a lo largo de todos estos años. Hemos tenido una historia de crecimiento orgánico a lo largo de 55 años y nos ha ido bien de esa manera. Con nuestra cuota tenemos capacidad para seguir creciendo sin necesidad de fusionarnos con ninguna entidad. No tenemos los problemas de rentabilidad del sector a día de hoy. Tenemos el ratio de mora más bajo del sector financiero, el retorno de capital más alto del sector. No nos vemos abocados a participar en una fusión. Salvo que la ocasión sea excepcional y el beneficio que pensemos que vayamos a obtener sea clarísimo, una fusión trae otro tipo de problemas, como es mucha distracción, desgaste... Las sinergias que se consiguen son a base de cerrar oficinas y destruir empleo. Y a nosotros nos gusta más crecer contratando gente, y no sé si abriendo oficinas, y diversificando nuestras fuentes de ingresos. Nunca he sido partidaria de fusiones y tampoco las necesitamos.

—¿No necesitan las fusiones como otras entidades, derivado del golpe de la pandemia?

—No puedo entrar a opinar sobre lo que hacen el resto de bancos. Lo que sí sé es que Bankinter ni ahora ni nunca nos planteamos fusionarnos con ninguna entidad. El modelo de negocio del banco funciona bien tal y como somos. Veo difícil el encanje con cualquier entidad española, y tampoco nos planteamos comprar nada fuera. Seguimos siendo consistentes en ese camino de crecimiento orgánico y hay capacidades para seguir creciendo.

—¿Hasta qué punto el BCE está lastrando su cotización con la recomendación-prohibición sobre no dar dividendo?

—Pues muchísimo. Bankinter tiene un historial de regularidad y previsibilidad en la distribución de dividendos que lo ha hecho siempre muy atractivo para accionistas que cuentan con esos dividendos como una de sus fuentes de ingresos. Los accionistas han confiado en la entidad porque siempre hemos retornado esa confianza con una rentabilidad bastante previsible en euros contantes y sonantes. Por ello, acabar, aunque sea transitoriamente, con esa fuente de ingresos, no beneficia en absoluto la cotización.

—¿Piensan y querrían volver a dar dividendo en 2021? ¿Qué cantidad?

—Estará en función de las políticas y criterios que los reguladores apliquen a todos los bancos. En ese momento retornaremos a la política que siempre hemos tenido: una distribución del 50% del beneficio neto, fraccionado trimestralmente de una forma prudente. Por supuesto que queremos volver a ello. Una magnífica decisión sería que el BCE revirtiera esta medida, que por otro lado siempre ha dicho que era temporal. Todas las entidades están esperando volver a la normalidad pero somos un sector regulado y cumplimos lo que nos dicen.

—¿Se ha extendido demasiado la medida?

—En mi opinión, sí. Más que extenderse demasiado, es que las entidades no somos todas iguales y hay que discernir entre las que están en situación de distribuir dividendo frente a las que afrontan mayores dificultades. El BCE no tiene que adoptar decisiones para todos por igual sino en función de cómo esté cada entidad. En Bankinter podríamos distribuir dividendo sin ninguna dificultad.

— En el horizonte tiene sacar a Bolsa Línea Directa. Lo paralizaron por la pandemia y ahora han retomado las intenciones. ¿Qué plazos se marcan?

—Estaba todo avanzado pero vino la pandemia y lo paró. Había otras prioridades de los reguladores y así lo entendimos. Estamos reactivando la operación. Estamos determinados a ello y creemos que la operación es muy positiva para todos los accionistas, para Linea Directa, que es una empresa que tiene que volar sola, y que también es algo muy distinto al negocio bancario. No vamos a sufrir mucho por la pérdida. Se mire por donde se mire es interesante y tenemos mucho interés en sacarlo adelante. Mi intención es que sea antes de la junta general del banco, que sería un periodo bastante aceptable. Tenerlo resuelto para antes del verano.