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Los inversores esperan que el BCE suba los tipos pese al impacto económico de la guerra en Ucrania

La evolución de la tasa OIS, cuyo seguimiento se generalizó en la crisis financiera como una alerta temprana de las turbulencias en el mercado, revela que el conflicto no ha enfriado la demanda de normalizar la política monetaria

La presidenta del BCE, Christine Lagarde EFE

B. P. V.

El mercado entiende que ha llegado el momento de que el Banco Central Europeo (BCE) suba los tipos de interés y ni el conflicto en Ucrania ni las eventuales consecuencias económicas que pueda tener sobre el desempeño de las economías del euro le ha hecho cambiar de opinión. Al menos hasta la fecha.

Los bancos centrales utilizan una serie de indicadores de referencia para detectar el sentir del mercado y adecuar sus actuaciones al sentimiento de éste, ya sea para optimizar el impacto de sus actuaciones o para impulsar un cambio en las expectativas. Uno de esos indicadores es la llamada Tasa OIS (Overnight Index Swap), considerada como la principal referencia sobre la evolución en el medio y largo plazo de los tipos de interés libres de riesgo en la Unión Monetaria y desde la pasada crisis financiera también como una fiable alerta temprana de las turbulencias en los mercados.

El Banco de España ha analizado su evolución durante las últimas semanas al objeto de determinar hasta qué punto el estallido del conflicto en Ucrania con la irrupción de las tropas rusas más allá de sus fronteras ha cambiado el 'feeling' del mercado respecto a la subida de tipos de interés en el área del euro. Y la información que les proporciona la Tasa OIS es que tal cosa no ha sucedido.

Hubo unos primeros momentos de incertidumbre, en los que las expectativas sobre la evolución de los tipos de interés a largo plazo retrocedieron condicionados, dice el Banco de España, «tanto por el aumento del riesgo global como por el deterioro de las perspectivas macroeconómicas del área del euro », pero enseguida el índice retomó la trayectoria alcista que venía marcando desde finales de diciembre a horcajadas, se explica, de la firme política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos y también de la confirmación por parte del BCE de la orientación de su política monetaria.

La conclusión a la que llega el Banco de España es que desde el inicio de la crisis de Ucrania han pesado más en la evolución de las expectativas sobre la política monetaria a largo plazo la robustez de las perspectivas económicas en Estados Unidas y la solidez del discurso del Banco Central Europeo en torno a la orientación de la política monetaria – retirada gradual de las medidas de estímulo y subida de tipos a finales de 2022, principios de 2023 –, que el eventual impacto sobre las economías del euro de las tensiones geopolíticas en Ucrania.

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