La inflación descontrolada, una crisis inesperada de final incierto

El precio de la luz desboca el indicador. Los expertos no atisban bajadas en el corto plazo y temen alzas estructurales.

La gran preocupación es que se traslade a los salarios, aunque el BCE está preparado para actuar

Buque que transporta gas licualdo (GNL), materia prima que ha disparado sus precios y los de la electricidad ABC

Tras la crisis del Covid-19, España vive una situación anómala e inesperada : la subida desbocada de la inflación. Aún no se ha convertido en una nueva crisis, pero los expertos ya temen que lo que en un primer momento se pensaba que ... sería transitorio se convierta ahora en algo más duradero. El índice de precios avanza sin control y sin visos de que se contenga en el corto plazo. Las señales de alarma ya han empezado a surgir.

Lo cierto es que en la galopante inflación, el primer propulsor está siendo el precio de las energías . En el último IPC disponible correspondiente al mes de octubre, el Instituto Nacional de Estadística (INE) justificaba la mayor subida desde 1992 (5,4%) en los altos precios de la luz y del petróleo al incidir directamente en los índices de los grupos de vivienda y transporte. El Gobierno sigue tildando el asunto de «efecto coyuntural», pese a que no existen indicios claros de que vayan a ocurrir bajadas de precios en un tiempo cercano.

Lo advierten distintos expertos consultados por este periódico que, aunque creen que todavía es pronto para hacer pronósticos, no ven un recorrido a la baja de los precios de la electricidad a corto plazo , con el consiguiente efecto en la inflación. Cabe recordar que la subida de los precios mayoristas de la luz (pool) viene condicionada por los valores de derechos de emisión de CO2 y del gas, y este último estará sometido a una espectacular demanda a nivel mundial y a las tensiones geopolíticas entre la UE y Rusia, además de a las que mantienen Argelia y Marruecos en el norte de África. No es un problema de país, sino que afecta a todo el continente.

«La UE tiene una enorme vulnerabilidad en lo referente a su seguridad energética. En el flanco centro-norte su dependencia del gas ruso es muy alta y, en el sur, España e Italia, la tienen significativa del gas procedente de Argelia. El Estado argelino es el principal aliado de Rusia en el norte de África y, por tanto, su estrategia energética no puede contemplarse haciendo abstracción de ese hecho, sobre todo, en un contexto de aumento de las tensiones con Marruecos que cuenta con el soporte de los EE.UU.» señalan los expertos de FreeMarket. Los mismos especialistas indican que en este marco, las oscilaciones de precios en 2022 dependerán del clima, ya que un invierno tan frío como el del año pasado podría tensionar aún más la demanda de gas.

Encarecimiento del gas y del CO2

«En el mejor de los casos, los bajos precios del gas existentes en los años pasados, 5 euros/millón de BTU, dará paso a un periodo de precios superiores entre 8 y 10 euros en los próximos años. Sin embargo, este escenario moderadamente optimista ha de ser matizado por algunas consideraciones de carácter económico, pero también geopolítico», aclaran desde FreeMarket. Aunque al hablar de efectos en el precio de la electricidad , España podría ser la peor parada. Los mismos expertos recuerdan que el incremento de la factura de la luz que estamos viendo desde mediados de año «es la consecuencia inexorable de haber dejado como única energía de respaldo el gas , situación agravada por el encarecimiento político del coste de adquisición de los derechos de emisión de CO2».

Todos estos factores no dejan visualizar un entorno claro donde se den bajadas de precios a corto plazo. Aunque para hablar de una inflación con efectos más que transitorios, los expertos creen que habrá que esperar, al menos, hasta mayo . Entonces, altos precios, como el de la luz, podrían extender sus alas al resto de la economía. «En la medida de que esta coyuntura se prolongue puede darse un traslado a determinados elementos que ya son difíciles de revertir, como salarios o rentas de alquiler que acabarían repercutiendo en el resto de precios. Si al señor del bar le suben la renta, acabarás pagando más por el café», explica a este periódico el economista, profesor e investigador de ESIC Fernando Castelló Sirvent.

El experto recuerda que, sobre la subida de precios, también planea el cuello de botella mundial de materias primas y en el transporte marítimo , que tiene en jaque a la industria desde hace meses. Una industria que también está soportando los altos precios de la luz, sobre todo en sectores electrointensivos como el siderúrgico, para el que la electricidad representa la mayoría de sus costes. «Hasta el momento, las empresas están ajustando márgenes de beneficio para aguantar ambos incrementos, pero no sabemos hasta cuándo podrán soportarlo y no trasladarlo a sus clientes», abunda Castelló Sirvent.

Impacto en la industria

En sectores como el industrial continúan impactados por la escasez y altos precios de las materias primas, cuando la previsión de antes de verano situaba la vuelta a la normalidad a finales de este año. Pero nada más lejos de la realidad, las empresas del sector ya reconocen que las aguas no se calmarán hasta bien entrado 2022 . «El túnel se nos está alargando, pero esperamos alcanzar el final antes de que acabe el primer semestre, tanto en desabastecimiento como en precios», señala el director general de la patronal de las empresas industriales, AMEC, Joan Tristany.

«Nuestra expectativa es que la inflación no será excesivamente temporal, pero tampoco se alargará mucho más en el tiempo. Se estabilizará en cuanto el desajuste de demanda y oferta y regularización de los costes logísticos se produzca a lo largo del año que viene. En general esperamos que los precios no suban más del 5%», apunta Tristany.

En otros sectores como la construcción no se atreven a hacer previsiones, pero la tensión es máxima: el coste total de las obras se ha incrementado un 22% en los últimos tres meses. Entre otras causas, por las subida trimestral de la madera (125%), la piedra (68%) y el cobre (63%). Alzas de hasta triple dígito que no invitan al sector a ser optimistas con la recuperación de los precios prepandemia.

Gregorio Izquierdo, director general del IEE, reconoce que la inflación que se está viendo en estos momentos es selectiva , ya que tiene todo que ver con los precios de la energía. Pero no por ello deja de ser preocupante.

En su caso baraja que la inflación empiece 2022 en niveles del 5%, siguiendo con la tendencia actual, y que no se modere de manera notable hasta la segunda parte del año. Cree que en primavera ya podrían verse tasas por debajo del 3%, para alcanzar el objetivo de estabilidad de precios del 2%, el que marca el Banco Central Europeo (BCE), para otoño.

José Emilio Boscá, catedrático de la universidad de Valencia e investigador de Fedea, tiene una visión similar: «La alta inflación llegará hasta el verano, y después caerá» . Para pensar esto se apoya en los precios de los futuros de la energía, que anticipan una contención de electricidad-petróleo de cara a los próximos trimestres. Este experto reconoce que se espera que estas tasas tan elevadas persistan en el tiempo más de lo que se pensaba hace tres meses, y avisa: «La situación es relativamente preocupante. Una inflación tan alta erosiona el poder adquisitivo de los hogares, provoca un aumento de los costes de las empresas por la energía...». Su miedo, y el de todos los expertos, es que se genere una espiral inflacionista en la economía, es decir, que la inflación se traslade a los salarios por presión de los sindicatos, y las empresas lo repercutan en precio y termine generándose un problema mayor del que no se pueda salir.

Niveles anormales como mínimo dos años

Entre quienes lo ven todo más negro a futuro está Juan Iranzo, catedrático de Economía Aplicada de la UNED. Cree que estaremos en niveles anormales de inflación como mínimo dos años, hasta 2023, por la recuperación de la demanda y las restricciones de oferta. Por ello, Iranzo cree que el BCE y la Reserva Federal deberían ir actuando ya con la política monetaria, subiendo tipos de interés, pero no de manera brusca.

Sin embargo, el BCE no está en esa situación. Fuentes cercanas al organismo señalan que la inflación es uno de los principales problemas que ve la institución, pero sin necesidad de actuar ya . El Banco Central está preparado para actuar si fuera necesario, comentan las fuentes consultadas, y monitoriza muy de cerca el problema, pero en su cabeza sigue estando que esto solo será un asunto transitorio.

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