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¿Quién paga la cuenta?

Como sabe, las personas acogidas al ERTE no figuran como parados lo que disfraza la realidad pero alivia las estadísticas, pero alguien tiene que soportar las cotizaciones que corresponden a su puesto de trabajo.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, junto a José Luis Escrivá y Nadia Calviño EFE
Ignacio Marco-Gardoqui

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Nadie en la patronal, ni en ninguno de los principales sindicatos duda de que el sistema de los ERTE es un buen mecanismo para sortear -que no para solucionar-, los problemas que causa la caída de la demanda, inducida a su vez por los ... confinamientos de la pandemia. Y nadie en el Gobierno pone en cuestión que ha sido la mejor arma para minimizar el coste laboral de una situación que tendía al desastre. Así que todos, más o menos, contentos. ¿Entonces? Pues lo que ahora, y en menor medida antes, atasca la cuestión consiste en determinar quién paga el roto que está haciendo en las cuentas públicas. Como sabe, las personas acogidas al sistema no figuran como parados , lo que disfraza la realidad pero alivia las estadísticas, pero alguien tiene que soportar las cotizaciones que corresponden a su puesto de trabajo.

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