Horas decisivas para España
Con la prima de riesgo en máximos históricos, nuestro país y la zona euro afrontan unas jornadas claves que pueden definir su futuro inmediato
Horas decisivas para España
«La situación es crítica y crucial para la economía española». El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lo podría haber dicho más alto, pero no más claro, en su comparecencia ayer en el Pleno del Senado. España se la juega en una ... semana repleta de citas claves de resultado impredecible. Y lo hace, a pesar del alivio europeista que brotó de las urnas griegas , con la prima de riesgo en máximos históricos -ayer cerró en 574 puntos básicos tras rozar los 590- y con el interés del bono por encima de un insostenible 7,15%.
Las filtraciones del borrador de la declaración final del G20 que se celebra estos días en México revelan que las economías más avanzadas están apretando a Europa para que tome todas las «medidas políticas necesarias» para calmar la tormenta que hace tambalear la casa común europea. Pero Bruselas sigue sin envíar señales contundentes más allá de las meras declaraciones de intenciones. Los analistas coinciden en que sólo la actuación decidida del Banco Central Europeo (BCE) podría solucionar a corto plazo esta situación de sostenida máxima tensión en los mercados que vive España desde hace ya demasiados días.
«La salida a la crisis pasa por más Europa, más euro, más reformas y más estabilidad presupuestaria, así como por una financiación adecuada a partir de la integración europea, a través del BCE, que debe responder con firmeza y fiabilidad a las presiones de los mercados que todavía intentan obstaculizar el desarrollo del proyecto común del euro», aseguraba ayer el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Pero, de momento, y mientras el globo de la desconfianza crece hasta límites dificilmente manejables, Mario Draghi sigue atrincherado en su papel de vigilante imperturbable de la inflación. La sangría se consuma y el torniquete no se ejecuta.
En este contexto, España intentará captar hoy hasta 3.000 millones de euros en una subasta de letras a 12 y 18 meses, y el jueves otros 2.000 en bonos. Precisamente el mismo día que, según confirmó el ministro de Economía, Luis de Guindos, se darán a conocer los informes de las consultoras independientes contratadas por el Gobierno para diganosticar el estado de los bancos españoles . De Guindos comparecerá el 26 de junio en el Congreso de los Diputados, a petición propia, para explicar la ayuda solicitada.
También el jueves se celebra un Eurogrupo que abordará con toda probabilidad las condiciones de la línea de crédito para la reestructuración del sector bancario español. Es probable que el Gobierno presente ya allí mismo su petición formal de ayuda para la banca. Mientras tanto, la Comisión Europea sigue insistiendo en la idea de que quizás sea necesario ir un paso más allá para, tal como había reclamado inicialmente el Gobierno español, abrir las puertas a la financiación directa de los bancos con problemas, sin necesidad de que los estados entren en el juego y su deuda sufra indeseados efecto secundarios. Una ventanilla directa a la que ayer se refería el presidente de la Comisión Europea en su intervención del G-20, al asegurar que Bruselas no descarta «una fórmula para evitar que las ayudas europeas al sector financiero contaminen la deuda soberana».
En todo caso, conviene desterrar las dudas cuanto antes. Los analistas apuntan que la falta de concreción de las ayudas europeas a la banca española han generado más e innecesaria incertidumbre . El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick , coincidía ayer en México que el modo en que se gestionó la ayuda para la banca española estuvo «muy mal hecho» y lamentó que con ello se haya «desperdiciado» una oportunidad para recuperar la confianza en la eurozona.
Son horas cruciales pues para España, pero también para el proyecto común europeo. El Nobel de Economía Daniel Kanheman, lo tiene claro: «Es una apuesta contra el euro». También dentro del Ejecutivo de Mariano Rajoy se tiene esta percepción. España es ahora el eslabón más débil de la cadena y el más fácil de atacar, pero ni el nivel de la prima de riesgo, ni la rentabilidad exigida a los bonos se corresponden con los fundamentales de la economía española, aseguran fuentes de La Moncloa. Aunque eso, en una situación crítica como la actual, es poco consuelo.
El problema no es solo que el Tesoro español tenga que recurrir a los mercados para financiar su deuda, el problema es que nuestras grandes empresas, esas compañías líderes en sus respectivos sectores en todo el mundo, también necesitan financiación y por el hecho de ser españolas se les está exigiendo un interés imposible de soportar, que asfixiaría a cualquier compañía, argumentan expertos consultados. España se ha comprometido a cumplir con sus deberes con letra firme y decidida. El tejado está ahora en una Europa que parece tener demasiadas cabezas (y los pies de barro) para pensar con claridad.
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