Fomento se aprieta el cinturón, pero salvará sus proyectos más emblemáticos

Con los compromisos de reducción de déficit público para el conjunto de las administraciones y la ristra de facturas impagadas del Gobierno anterior como grandes condicionantes, el Ministerio ha revisado todos los proyectos para que las inversiones «estén acompasadas a los requerimientos presupuestarios» , según explicó el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá.

Solo en el concepto de deudas , su departamento destinará 1.194 millones, es decir, el 11,6% del total de la inversión y un 6,4%del presupuesto de Fomento.

Para contrarrestar el recorte a los recursos presupuestarios, que caerán un 8,45% hasta los 18.405 millones (desde los 20.104 millones de 2012), el Ejecutivo confía en la evolución de la inversión privada, que, según sus previsiones, se incrementará un 36% desde los 1.309 millones hasta los 1.779 millones. Pese a ello, casi ninguna de las partidas se librará de «tijeretazos»: el desembolso destinado al AVE disminuye un 21% y en la red de carreteras, un 6,2% .

La red de aeropuertos de AENA, por su parte, recibirá una asignación de 847 millones de euros con la consigna de «optimizar las instalaciones actuales» y «conservar y mantener las infraestructuras existentes» . La política de vivienda, por su parte, supondrá un 7% de la dotación total del Ministerio, al alcanzar los 758 millones, con los que se pondrá en marcha un nuevo plan estatal de ayudas al alquiler , que acaparara el grueso de la cuantía total al alcanzar los 521 millones, y a la rehabilitación del patrimonio arquitectónico y cultural (42,6 millones).

Aparte de todos estos gastos, el Ministerio de Fomento tratará reequilibrar las autopistas en riesgo de quiebra, que en las últimas semanas se han sumergido en una cascada de procesos de concurso o preconcurso de acreedores (la AP-41, que une Madrid y Toledo, así como las radiales de Madrid R-3, R-4 y R-5). Así, el Ejecutivo destinará 200 millones de euros en préstamos participativos para contribuir a «sostener» la frágil situación financiera que atraviesan las concesionarias españolas ante el desplome del tráfico por la crisis y el sobrecoste derivado de las expropiaciones.