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Los ETFs o cómo lograr un trato de «gran patrimonio» siendo un inversor particular

Un foro organizado por ABC Empresa e INVERSIÓN & finanzas.com ha analizado todas las claves de los fondos cotizados, el instrumento inversor de moda

Los ETF o cómo lograr un trato de "gran patrimonio" siendo un inversor particular

María Gómez Silva / José Jiménez Álvarez

Los fondos de inversión cotizados (ETFs) son un producto de inversión perfectamente asentado en la industria, aunque todavía no gozan de la misma popularidad que los fondos tradicionales entre los inversores minoristas. Pero la tendencia está cambiando y la oferta creciente de estos productos, junto con el mayor conocimiento por parte de los inversores, están dando un papel cada vez más importante a los ETFs. Y lo que es más importante, los pequeños inversores ya están conociendo el potencial que ofrecen algunas de las ventajas de estos productos, como así quedó de manifiesto en el foro , con el patrocinio de JP Morgan AM, DWS y Amundi.

El mercado de ETFs ocupa una pequeña porción del sector de la gestión de activos. En concreto, en España constituye el 3%; mientras que en Europa se eleva al 5% y en Estados Unidos alcanza el 15%, según César Muro, de DWS. Por volumen, alcanza los 5 billones de dólares a nivel global, los 3,5 billones en el caso del mercado americano y los 800.000 millones en Europa, según Lorena Martínez-Olivares, de J.P. Morgan AM . Sin embargo, su crecimiento está siendo exponencial en los últimos años y alcanza tasas del 19% en Europa, según Martínez -Olivares, quien apunta que el mercado europeo podría situarse en 1,5 billones en los próximos años. "Es una industria imparable, con una evolución enorme", dijo esta 'senior sales' de J.P. Morgan AM durante la jornada.

Una de las vías de crecimiento de este sector va a ser la llegada de este vehículo a los inversores minoristas pues, aunque en Estados Unidos suponen el 50% de los clientes (el otro 50% es institucional), la proporción en Europa se sitúa en el 90% para los inversores institucionales y el 10% para los particulares, una relación que, a juicio de Muro, se va a dar la vuelta en los próximos años.

Uno de los motivos para este cambio va a ser, según Muro, que los ETFs permiten que los inversores pequeños obtengan el mismo trato que los grandes patrimonios en términos de costes. Es "la democratización de las inversiones al inversor final", aseveró Muro, director de distribución de gestión pasiva para Iberia de DWS, una compañía que presume de ser el segundo proveedor europeo de este tipo de productos a nivel mundial (en un mercado dominado por empresas anglosajonas).

Y es que una de las ventajas de este tipo de productos son las bajas comisiones debido a que no cuentan con costes de gestión elevados (suelen ser productos de gestión pasiva). Sin embargo, Martínez-Olivares defendió que los ETF no tienen por qué estar necesariamente asociados a la gestión pasiva (aunque normalmente sea así). De hecho, argumentó que la reciente entrada de JP Morgan en este mercado (en 2014 en Estados Unidos y en 2017 en Europa) pretende romper esta asociación. "Hemos incorporado los ETFs en nuestros equipos de gestión activa tradicional" para "aprovechar los recursos que tenemos" y ofrecer a los clientes "soluciones integrales".

Así, Martínez-Olivares lanzó: "En España, la mayor parte de los inversores son institucionales. Esos combinan gestión pasiva y activa. Y ésa es la fórmula que creemos perfecta. Hay que extraer lo mejor de los dos mundos y combinarlos, buscando la mejor solución para cada tipo de mercado. Eso te va a ayudar a descorrelacionarte de la gestión más tradicional. Es diversificar en tipos de gestión: una más activa y tradicional y otra menos". Con esta filosofía, la casa americana espera convertirse en líder del segmento de ETFs (que no de gestión pasiva), con una cuota del 10 por ciento, similar a la que tiene en el resto de la industria.

Muro coincide en señalar que los clientes están mezclando la gestión activa y los ETFs en las carteras. Según relata, quien compra esos ETF en España son en su mayoría gestores activos que utilizan instrumentos pasivos. "Lo que estamos viendo es que, dependiendo de tus objetivos, si quieres ser más eficiente en costes, coges la gestión pasiva. Si quieres una apuesta de valor, apuestas por la activa, sabiendo que le tienes que dar más recorrido", relató.

En todo caso, ambos opinaron que la gestión activa no va a desaparecer de la industria por mucho que crezca el mercado de ETFs y la gestión pasiva . "En mercados con más dispersión de rentabilidades, la gestión activa sigue teniendo cabida", opinó Martínez-Olivares.

El fondo cotizado se gestiona de manera pasiva, siendo lo más habitual la réplica de un índice o de algún activo subyacente, quedando los gestores en un papel muy secundario o prácticamente inexistente, a diferencia de la gestión activa, donde la selección de valores (o ‘stock picking’) juega un papel fundamental. Precisamente por esto, la primera gran ventaja del ETF es el ahorro de costes. «Los costes son algo muy importante. Yo siempre digo que la gran ventaja de los ETFs la tienen los inversores que invierten a largo plazo, ¿por qué? Por la ventaja de los costes, ya que éstos son los que más influyen en la rentabilidad a largo plazo del fondo», explicó Fernando Luque, editor financiero de Morningstar España, en otra de los debates del foro.

Lo mejor de los dos mundos

Por otro lado, Beatriz Alonso, directora de Renta Variable de BME, consideró que «los ETFs son unos productos muy completo que combinan lo mejor de los dos mundos, el de los fondos y el de la renta variable». Por un lado, se trata de un producto bursátil, que se valora, compra y vende en tiempo real y luego combina lo mejor de los fondos de inversión, que es la diversificación, «lo que supone una facilidad de acceso tremenda al mercado y además a un coste bajo», añadió Alonso. Además de todo esto, la experta de BME consideró que «los ETFs tienen unos mecanismos de transparencia y liquidez muy importantes, que vienen dados por la presencia de unos proveedores de liquidez con requisitos estrictos de horquilla y volumen a mostrar, tanto a la compra como a la venta». Y además, apuntó Alonso, «se trata de productos muy versátiles», porque han ido evolucionando a medida que iban surgiendo nuevas estrategias de índices, sectoriales, inversos, etc, y todo esto se puede trasladar al ETF. Pero no solo la mayor liquidez, diversificación o versatilidad son características decisivas en este tipo de productos, ya que como recuerda Fernando Luque, «otra ventaja importante de los ETFs es que eliminan el riesgo gestor, que es un riesgo importante a la hora de diseñar una cartera». Simplemente, el hecho de que no haya alguien haciendo ‘stock picking ’ es ya una ventaja añadida de la gestión pasiva, Es precisamente este estilo de gestión pasivo (de réplica de un índice) uno de los rasgos que definen a los ETFs, algo que a veces no es muy valorado. Pero para Miguel Ángel Bernal, profesor de la Fundación de Estudios Financieros, la rentabilidad puede llegar por el propio gestor pero también por el propio ciclo económico. «Para los índices bursátiles es bueno que haya actividad y que haya inflación, y a partir de ahí se busca la rentabilidad por lo que yo no haría esa dicotomía entre gestión activa y pasiva», dijo Bernal.

Fiscalidad

Uno de los temas que más interés despertó es la fiscalidad de los ETFs, ahora mismo distinta de la de los fondos tradicionales, pues los vehículos cotizados deben tributar en el momento en el que sean traspasados, como si se vendieran acciones, lo que no sucede con los fondos normales. La cuestión es que justo el mismo día de la conferencia, la prensa salmón adelantó la noticia (aún por confirmar de manera oficial) que los ETFs quedarán libres de pagar impuestos cuando haya un traspaso. En este sentido, Beatriz Alonso recordó que «existe desde hace un tiempo una respuesta de la Dirección General de Tributos que dice que los ETFs tienen posibilidad de traspaso, pero se necesitan desarrollos por parte de los mercados y las plataformas que negocian estos ETFs», mientras que Miguel Ángel Bernal sugirió a los inversores «esperar a ver la letra pequeña». Lo que sí es cierto, y en ello coincidieron todos los ponentes, es en la necesidad de armonizar el tratamiento fiscal de ambos productos. «Aunque el ETF operativamente es como una acción, se asemeja más al fondo. El que haya una discriminación fiscal entre el fondo y el ETF no me parece justo, y aún es menos justo que haya una discriminación entre ETFs que cotizan en la bolsa española y los que cotizan fuera», se lamentó Fernando Luque. «No lo entiendo, salvo si pongo sobre la mesa el argumento del lobby bancario que quiere frenar, y ya no sabe cómo, el desarrollo de los ETFs. Falta una regulación europea para que todos compartamos el mismo terreno de juego», dijo el experto de Morningstar.

El problema que genera este diferente tratamiento fiscal es que muchos inversores españoles se ven obligados a comprar los ETFs que les interesan en mercados extranjeros, lo que siempre resulta más caro, además de ser un contrasentido. «Se tendrá que solucionar, no tiene ningún sentido que tengamos distinto tratamiento en el mercado español», matizó Beatriz Alonso. Claro que los reguladores tendrán que poner de su parte, porque la nueva normativa tampoco pone las cosas fáciles a este respecto. «En el tema de los ETFS, y en especial de los que cotizan en la bolsa americana, tiene que haber un kit en español para que el inversor lo pueda comprar, y eso va a depender del proveedor y del interés que tenga. Mifid de alguna forma está entorpeciendo el desarrollo de los ETFs en las carteras de los inversores particulares», recordó Luque.

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