Una empleada del BBVA reconoce trato VIP a Villarejo

La pieza separada del caso Villarejo que analiza los contratos que a lo largo de una década y por más de 10 millones de euros suscribió la entidad con las empresas del comisario tiene así una doble vertiente: No solo se analiza el papel del banco, su expresidente y varios directivos y exdirectivos tras los encargos al polémico mando. También el trato que recibió él como cliente de la entidad, de cara a analizar hasta qué punto se conocía qué era Cenyt y quién era Villarejo.

Y de acuerdo a las fuentes jurídicas presentes en la declaración consultadas por ABC, la testigo ha venido a reconocer que le visitó en sus oficinas no porque tuviese curiosidad por conocerlas, como había dejado caer en una pregunta anterior, sino porque Corrochano se había puesto en contacto con ella al saber que Villarejo iba a tomar medidas por una respuesta de la entidad desfavorable a sus intereses.

El exjefe de Seguridad ha vuelto a estar en el punto de mira este miércoles, cuando también ha declarado el que fue jefe de Riesgos del BBVA, Manuel Castro, quien ya fue convocado ante el juez hace dos años pero prefirió guardar silencio porque la causa estaba bajo secreto. A esta sesión llegaba por petición propia y se ha avenido a contestar.

Conforme ha explicado, ni conoció a Cenyt ni a Villarejo, como tampoco tuvo nada que ver en la contratación porque no era su función elegir los proveedores ni en la facturación porque no negoció él los precios: ningún conocimiento desde 2004, cuando empezaron los encargos, hasta 2014. Ahí sí podía aportar algo, de acuerdo a las fuentes jurídicas consultadas por este diario.

Según su relato a preguntas de la Fiscalía Anticorrupción y su propia defensa, tras la Junta de aquel año el entonces presidente Francisco González le trasladó su preocupación por la falta de control de los riesgos reputacionales derivados de operaciones de financiación que luego eran criticadas por la opinión pública, como cuando se daban créditos a empresas de la industria armamentística.

No fue en una reunión formal, no despachaban juntos, pero sí tomaban de vez en cuando café. Y en uno de esos encuentros «informales» fue cuando le trasladó la idea, a resultas de la cual se dio mandato a España y a otro país que no supo precisar, de hacer análisis de información en fuentes públicas de las estructuras empresariales que solicitaban financiación.

El director de riesgos en España, a quien se lo comentó, era entonces Ignacio Pérez Caballero: le dijo que no tenía recursos humanos suficientes para asumir el encargo y que la mejor opción era contratar a una consultora, que había hablado con Corrochano y le había dicho que Cenyt era «de confianza» para ese tipo de trabajos de información. Al final, según dijo, se contrató a esa empresa «porque lo dijo Corrochano.

Hubo de intervenir una vez, según reconoció a medida que le iban leyendo correos electrónicos de la causa, aunque le quitó hierro: le pasaron un contrato y él lo rebotó a los Servicios Jurídicos . También le avisaron de que al cabo de dos meses, no se había pagado la factura y de igual manera, dio cuenta al responsable.