Cristina Kirchner desmiente la dimisión del Ceo de Ypf y denuncia sobornos de Repsol a la prensa
Habla de sobornos a periodistas por valor de 1,9 millones de euros
carmen de carlos
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, desmintió la noche del jueves que Miguel Galuccio , el flamante Ceo de Ypf tras su expropiación a Repsol, hubiera tenido intención de dimitir tal y como publicaron varios periódicos argentinos. ... La Nación, el Cronista Comercial y, entre otros Clarín, se habían hecho eco del malestar de Galucció que había sido sorprendido con un decreto, ideado por Axel Kicillof, el ideolólogo de la expropiación a Repsol, en el que se establecía un nuevo control de precios e inversiones de las empresas de hidrocarburos. Algunos medios llegaron a advertir los últimos días que Galuccio, de momento sin hacer declaraciones, había presentado su dimisión hasta tres veces.
El número uno de YPF –desde hace 92 días- no logra encontrar un socio que reemplace a Repsol y le permita explotar Vaca Muerta, la cadena de yacimientos con un potencial incalculable.
En la inauguración de una planta de hidrotratamiento de gasóleo –ejecutada por Repsol los últimos cuatro años- La viuda de Néstor Kirchner, molesta por estas informaciones, dirigió un mensaje a la Nación en cadena nacional para desmentir los rumores sobre Galuccio y aprovechó la ocasión para hacer público el hallazgo descubierto en las cuentas de la petrolera previa a su intervención: «Publicidad no convencional», es decir, sobornos a periodistas por valor de once millones de pesos, equivalente a 1,9 millones de euros. La presidente acusó a un periodista de Clarín –que lo desmintió- , de recibir cohechos por valor de cuatro millones de pesos (unos 680.000 euros). CFK, siglas por las que se conoce a la mujer más poderosa de Argentina, no dio otros nombres para justificar los once millones de euros repartidos en la prensa por YPf cuando la controlaba Repsol. No obstante, en el Consejo de Administración de la empresa, antes y después de la «confiscación», según expresión de Antonio Brufau, en representación del Gobierno argentino figuraba Roberto Baratta, subsecretario del Ministerio de Planificación.
«¿Cuál es la publicidad no convencional? Obviamente no es la que ustedes ven por televisión, son las facturas que se pagan como publicidad pero la publicidad no aparece. Así que también hay un nuevo concepto: Publicidad no convencional, la pagás pero no aparece», explicó Cristina Fernández en un juego de palabras que, implícitamente, apuntaba al petróleo no convencional de Vaca Muerta. La noticia vino acompañada de un único nombre propio: M arcelo Bonelli, periodista de Clarín , periódico contra el que, de forma permanente, embiste la jefa del Estado. A éste le atribuyó recibir, por intermediación de su mujer, un millón de pesos (unos 170.000 euros) al año desde el 2008. Bonelli, en un artículo que publica hoy, rechaza las acusaciones: «Todos mis ingresos están en blanco y han sido declarados ante la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) todos estos años. También los de mi esposa, quien realizó tareas en YPF a fines del 2007 desarrollando su profesión de profesora nacional de inglés. Para la presidenta trabajar es un delito».
El periodista, en su columna de desagravio, añade, «No es la primera vez que la presidenta utiliza un espacio público de todos, como es la cadena nacional, para escrachar (machacar) a gente que no está de acuerdo con el discurso único del oficialismo».
Cristina Fernández, al finalizar su intervención, anunció que propondría una «ley de ética pública» para la prensa. Esta norma fue un intento frustrado del Gobierno de Carlos Menem, en los años 90.
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