La población mundial teme que la crisis dispare la conflictividad

BLa nota dominante en España es la resignación, con uno de los índices de malestar económico (45%) más bajo de los países de la Europa Occidental

L. M. O.

El motor de la economía mundial continúa sin mostrar visos de reactivación en el presente año. Las fuertes turbulencias casi ininterrumpidas que atraviesan los mercados internacionales desde el año 2008, la incertidumbre sobre el futuro del euro, las crecientes —o, como en el caso español, ... desproporcionadas— tasas de desempleo y la cura de austeridad que limita drásticamente las partidas presupuestarias y, de paso, enflaquece los ratios de consumo han diluido, más si cabe, las fronteras entre países.

La crisis global, como pone de relieve la encuesta elaborada por el Instituto DYM y la red mundial WIN con datos recopilados a finales de 2011, ha unido a los países en la adversidad. Existe una percepción generalizada de que la situación económica empeorará en 2012, una visión compartida por la mayoría de los 56 países que participan en el estudio: el 55% de los entrevistados considera que el malestar aumentará, mientras que solo un 13% cree que disminuirá en los próximos doce meses.

Economías emergentes

Este sentimiento, lejos de tener una única interpretación, presenta diversos matices y arroja algunas conclusiones llamativas para la opinión pública, dependiendo del país del que se hayan extraído los datos. El temor a que la debilidad de la economía derive en un aumento de las protestas sociales y los conflictos laborales se concentra en los países más desarrollados o en los que las perspectivas resultan más halagüeñas. Así, las economías emergentes agrupadas en el acrónimo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) registraron un índice similar de malestar económico —la diferencia entre el porcentaje de los que creen que la situación será más estable y los que consideran que habrá mayor crispación— a las economías más golpeadas por la crisis. Presentan una brecha del 48%, próximo al 51% de Europa occidental y del 44% de Estados Unidos.

El desánimo por un trasfondo continuado de pobreza o un escenario en el que aún permanecen palpables los estragos de la guerra parece pesar más que los vaivenes actuales de los parqués internacionales en el caso de los países con menos recursos económicos. Es el caso de Afganistán, Irak, Vietnam, Moldavia y Uzbekistán, que registran un saldo menor (un 19%, 17%, 12%, 9% y 7%, respectivamente).

La única salvedad entre los países con mayor renta per cápita es Austria, donde incluso la cifra resulta negativa (con un retroceso del 4%). La resignación descolla como nota dominante en España , donde la diferencia asciende al 45% (el 55% de entrevistados opina que la conflictividad laboral y las protestas económicas aumentarán en 2012, frente al 10% que piensa que la tensión disminuirá). A primera vista, se trata de un dato elevado, superior al de economías de su entorno, como Suiza (que se sitúa en el 38%). Italia, habitual compañero de viaje en el tortuoso periplo de la periferia de la zona euro, se mantiene también al lado de nuestro país en este estudio (49%).

Niveles de insatisfacción

Sin embargo, algunos países de la Unión Europea «a priori» en mejor posición que España ofrecen un diagnóstico igual o incluso más agorero . Alemania, por ejemplo, se encuentra en niveles cercanos, con un 44%. Pero la distancia se amplía de forma considerable en los casos de Finlandia (50%), Suecia (52%), Bélgica (61%) y Holanda (60%). La lista la encabezan con los porcentajes más altos Irlanda (70%), Francia (68%) y otra notable excepción: a la inversa de lo que sucede en Austria, China, con una renta por habitante baja, de 7.640 dólares anuales, presenta también altos índices de insatisfacción (63%), ocupando la tercera plaza de la tabla.

En general, todos los países que registran rentas inferiores a los 30.000 dólares al año (cerca de 22.730 euros) se muestran menos convencidos de que la crisis enturbiará aún más el clima socio-económico. En África la cifra desciende hasta el 27%, mientras que en Iberoamérica se recorta hasta el 29%. En los países árabes y en el Este asiático el porcentaje se hunde hasta el 5% y el 2%, respectivamente. Los países del G-7, en contraste, se situaron en una media del 45% (siendo el más optimista Japón, con un 33%). La heterogeneidad del G-20 se ve reflejada también en este índice de malestar (del 30%).

En el estudio han participado 51.425 personas, con una distribución de aproximadamente 1.000 encuestados por país. Se han realizado diversas modalidades de entrevistas entre los pasados meses de noviembre y enero: cara a cara (en 35 de esos países), por teléfono (en 12) o vía internet (en 9). Según la información que detalla DYM, el margen del error se encuentra en una horquilla de entre el 3% y el 5%.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios