Comercios que pagarán el 50% más de luz: «No ponemos el aire acondicionado»

Esta situación la sufren comerciantes como María Castillo, propietaria de ‘Floristas Caladium ’ situada en la ciudad de Granada y presidenta de la Federación Provincial de Empresarios y Autónomos de Granada, quien apunta que «antes de las últimas subidas, por la luz de la tienda pagaba e ntre 400 y 450 euros al mes, ahora 700 euros» . Todo un «sablazo» para mantener encedidas durante el día las cámaras frigoríficas para los ramos o la refrigeración del local para las plantas. «Si necesito un sueldo para pagar la luz, ¿qué hago con mi vida? ¿De dónde lo saco?», apunta esta comerciante, que regenta un negocio familiar nacido en 1985 y en el que también trabajan sus dos hijos.

Al respecto, admite que tendrán que buscar alternativas para «reducir gastos, ya que está subiendo todo: el transporte, el combustible...» y apunta la intención de «revisar precios ya que es imposible mantener los de antes de la pandemia» para no perder sus márgenes habituales.

En una tesitura similar se encuentra Fidel González, propietario de las peluquerías y salones de belleza Carlos’s , con tres locales en Santander y Torrelavega (Cantabria), por los que paga unos 300 euros mensuales en electricidad. «Supongamos que aumentamos los precios y se lo repercutimos al cliente, la gente deja de venir. O bien empezamos a echar empleados, porque no podemos asumir los gastos», explica González. ‘Carlos’s’ tiene 33 años de vida como negocio, pero las últimas dos crisis junto al Covid les ha pasado una dura factura en forma de reducción de personal y cuatro meses de cierre en el primer confinamiento. Para ahorrar en la electricidad, Fidel González reconoce que «cada poco cambiamos de distribuidora para ir mejorando los precios , lo que nos supone el trabajo extra de estar haciendo comparativas de mercado constatemente». En su opinión, la mejor medida sería que el Gobierno rebajase el IVA a la peluquerías del 21% al 10% regresando a la situación anterior a 2012.

También hace encaje de bolillos con la factura de la luz Margarita Cobo, propietaria de Bodegas Mazón que se ubica en el centro de la capital de Cantabria. Este mes de julio ha pagado 180 euros más por la electricidad que el año pasado en la misma fecha, recalca la hostelera. En este sentido, reconoce que usa al menos tres freidoras eléctircas para las rabas, una de los platos más solicitados. y que la energía no es lo único que se ha encarecido. «Con menos trabajo he pagado más de gas, agua o electricidad, sin contar lo que han subido los proveedores de papel higiénico y servilletas . De esta última usaba unas de tres capas, ahora la han dejado de dos y la venden más cara, un 100% subida», ha descrito con triesteza sobre un verano marcado por las restricciones y una gestión sanitaria con la que se muestra muy crítica.

¿Su esperanza? Un otoño benigno que aumente el número de visitantes en Cantabria y reactive la comunicación con Reino Unido via ferry.

No menos dramática es la situación que describe José Manuel Bello, presidente de la Confederación Española de Cascos Históricos (Cocahi) y propietario de tres establecimientos dedicados a la comercialización de platería, recuerdos y productos gourmet situados en el centro de Santiago de Compostela, que celebra un Año Santo que se prolongará hasta final de 2022. «En junio hubo una media de unos 12 peregrinos al día , cuando en un año sin pademia eran 1.800. Una caída del 90% de la que nos hemos recuperado poco a poco y ahora estamos entre 80 y 1.000», explica Bello, quien a este difícil contexto suma la escalada de la electricidad. En concreto, sostiene que «pagaría menos luz en Roma o París que en Santiago». En este sentido, cree que al menos un tercio del éxito de una tienda física proviene de la iluminación y pide «un tipo de contratos específicos para el pequeño comercio». En su opinión, esta actividad genera «más empleo que las eléctricas» y llena de vida las ciudades.

El ahorro se ha convertido así en el objetivo a corto plazo de muchos comerciantes y el uso del aire acondicionado aparece como una solución. Al respecto, el presidente de la Confederación de Comercio de Castilla y Léon (Conferco) , Adolfo Sáinz, reconoce que en comercios como el que regenta -es dueño de una tienda de ropa en el centro de Soria- «no hemos puesto el aire acondicionado en julio. Sí en agosto, cuando no queda otra, o apagamos antes la luz del escaparate».

Sáinz reconoce tener «miedo a la próxima factura de la luz» y a la duración de esta crisis. A lo anterior, añade, se suma que esta situación les ha pillado «fuera de juego» e impactados por la crisis sanitaria. El presidente de Conferco advierte también de que la inflación repuntará.