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Bolsa, petróleo y la soberanía de los fondos ... el «quid» de la cuestión

El hundimiento de los precios del crudo ha minorado gravemente el nivel de ingresos de unos países que tienen la «obligación» de mantener sólidos estados de bienestar

MARÍA JESÚS PÉREZ

La correlación entre el petróleo y las Bolsas en el mundo es, en la actualidad, más firme que nunca, impulsada, en los últimos meses -entre otras cosas, eso sí- por la salida de petrodólares de los mercados. Y las cifras están ahí para demostrarlo. Diferentes analistas coinciden al afirmar que la entrada de dinero de los países productores de materias ha caído hasta 200.000 millones en 2015, desde los 800.000 millones de dólares que entraron en 2012. ¡Ahí es nada! Sin duda, van de la mano.

Para muestra, un botón. El desplome del precio del petróleo, semana tras semana, ha contagiado a las Bolsas durante los últimos meses. 2016 arrancó con fuertes descensos para ambos activos, que están generando verdaderos quebraderos de cabeza a todos los inversores. Ahora, muchos de ellos, se preguntan el por qué de este baile coordinado entre ambos activos.

La razón, escondida entre bambalinas. Pero con fundamentos claros de culpabilidad. Me refiero a la actividad de los fondos soberanos, sobre todo, los que tienen su origen en los grandes productores de petróleo que, en 2015, como decía, invirtieron menos de la mitad de lo que hacían en 2012. Y no solo invirtieron menos, es que se deshicieron de activos «no estratégicos», pero muy líquidos, para nutrir de «cash» a sus países de origen. A la fuerza ahorcan.

Y es que el hundimiento de los precios del crudo ha minorado gravemente el nivel de ingresos de unos países que tienen la «obligación» de mantener sólidos estados de bienestar -sobre todo, los Emiratos Árabes: Qatar, Dubai, Abu Dabi...-. Porque el caso es que los gigantescos fondos soberanos de estas monarquías han disfrutado durante años de un petróleo por encima de los 100 dólares y que dedicaban a invertir cientos de miles de millones en las bolsas occidentales, con jugosos retornos que luego revertían en sus ciudadanos e inversiones varias. Pero... ¡la fiesta ha terminado! Con precios actuales en el entorno de los 30 dólares algunos de estos países están necesitando disponer de liquidez para gasto social, por lo que han vendido a mansalva valores fáciles de colocar. Como los bancos. Por tanto, «más que sospecho» que ha habido multitud de liquidaciones de posiciones en la mayoría de estos fondos soberanos de los países productores de petróleo -incluyo a Noruega-, con la necesidad de cerrar la brecha en sus presupuestos. Y, el hecho de que el sector financiero sea el que más pese en las carteras de estos fondos, ha sido la razón por la que se ha llevado por delante a estos valores, los más perjudicados en la oleada de ventas en todos los mercados mundiales. Y ¡ojito! porque las cosas podrían empeorar si necesitan reducir aún más su exposición.

Ahora los bancos, perjudicados por tener esa característica tan suya de «ser tan líquidos», ven con preocupación no sólo este hecho sino también el haber «prestado» con tanta alegría precisamente a las compañías petroleras, hoy altamente endeudadas y metidas en fuertes ajustes de reestructuración, y con escasa capacidad de devolución. Es la pescadilla que se muerde la cola.

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