Portugal abandona el rescate y busca un nuevo rumbo para su economia fragilizada

Para el profesor José Ferreira Machado, director da Nova SBE (School of Business and Economics) , lo importante a la hora de analizar el final del programa de asistencia es que «toda la gente tiene mucho menos deuda, el Estado, las familias y las empresas, y ese era el objetivo». Además la economía ha recuperado su impulso, «con unas cuentas externas equilibradas», afirma a ABC. Han sido tres años de sufrimiento, sobre todo «por la destrucción masiva de empleo que tuvo lugar y que fue superior a lo que se esperaba». Muy perjudicial fue también el gran aumento de las tasas de interés practicadas a las empresas.

Ferreira Machado critica algunas de las políticas seguidas durante esta crisis , como el hecho de no haber optado por el corte de las contribuciones de la seguridad social. Él era partidario de bajar la aportación de la seguridad social de las empresas para sus trabajadores y de una subida del IVA. «De esta forma se hubiese evitado destruir tanto empleo». Como desafío para Portugal señala el de «mantener una actitud de rigor y reformar el Estado, ser una economía más competitiva». Al tratarse de un pequeño país se debe optar por exportar, «una de las cosas buenas que ha traído la crisis ya que muchas empresas cambiaron de estrategia». Y destaca sobre todo «lo bueno y extremamente civilizado que ha sido el pueblo portugués, es un hecho digno nuestro», puntualiza.

Para el profesor de Macroeconomía de la Nova SBE, Franceso Franco, se debe hablar de «fragilidad» al referirse al estado actual de la economía portuguesa. «Vuelve a crecer», reconoce, pero «hay que analizar su situación de forma articulada». Reconoce que hace meses comenzó la inversión, con la bajada del paro, aunque sigue habiendo mucho desempleo, y sobre todo con el saldo positivo de la balanza comercial. «La economía portuguesa ha encontrado su equilibrio y es una buena noticia porque no depende de la financiación externa que fue una de las razones por las que fue necesario pedir ayuda». Francesco Franco subraya también el hecho de que la economía portuguesa, por su pequeña dimensión «está siempre sujeta a la situación externa y aunque la estructura de la Eurozona sigue siendo imperfecta, está mejor que hace tres años por lo que este factor externo favorece a Portugal».

El profesor italiano de la universidad lusa reconoce que han sido tres años muy difíciles para Portugal. «Por un lado se subestimó el impacto de la política fiscal que ha sido muy restrictiva y las circunstancias externas fueron negativas». A la vez Portugal tuvo que hacer frente «a mercados financieros muy agresivos por el mal funcionamiento de la Eurozona». Y como desafío señala la necesidad de «seguir transformando su pequeña economía en una economía abierta, orientarla más para la exportación». Hace falta exportar bienes y servicios para para disminuir el peso de la deuda externa. Otro de los grandes retos de Portugal «es reabsorber el alto número de parados». Recuerda que antes dela crisis existían 400.000 desempleados y ahora son 830.000. «A medida que se vaya consiguiendo el mercado será más flexible», puntualiza.

Las proyecciones para la economía portuguesa apuntan para una recuperación gradual de la actividad a largo plazo. Según los datos del Banco de Portugal , para el 2014 se espera un crecimiento del PIB del 1,2% seguido de una aceleración para el 1,4% en el 2015 y de 1,7% para el 2016. Esto supone recuperar un ritmo de crecimiento próximo al proyectado para la Zona Euro. A partir del segundo trimestre del 2013 se verificó un aumento de la actividad económica que rompía la tendencia negativa desde 2011 pero a pesar de todo el PIB disminuyó el año pasado un 1,4%. La actividad económica en el 2013 se caracterizó por una recuperación del consumo interno a partir del segundo trimestre, en especial del consumo privado y de la inversión privada, a la vez que fue decisivo el aumento de las exportaciones. El paro bajó en un año un 2,8% y el saldo de la balanza corriente y del capital se situó en 2,6% del PIB en el 2013 y la balanza comercial de bienes y servicios registró, por primera vez en décadas, un saldo positivo.