¿Es conveniente bajar los sueldos?

En los últimos años se ha logrado una reducción salarial importante a cambio de mantener el empleo, de ganar en flexibilidad interna en las empresas y se ha avanzado en la negociación colectiva gracias al fin de la ultraactividad y a las posibilidades de descolgarse de los convenios de sector, sin contar con los recortes salariales que se han producido en el sector público. Todo ello ha permitido la renovación de las condiciones de trabajo y la contención efectiva de los costes salariales. Con gran esfuerzo se consiguió salvar el famoso «rescate» que se pedía con insistencia y a la vez, generar unas expectativas razonables de crecimiento y de generación de empleo, como se ha podido comprobar en el primer semestre del año.

Es necesario seguir por la senda de la contención salarial hasta adaptarnos a la realidad económica, pero es muy discutible el ritmo que pretenden marcarnos desde fuera. Hay que tener en cuenta el camino andado y que en definitiva, es el cuerpo social, el que avala con su comportamiento las medidas que puedan devolvernos el equilibrio económico que tanto esfuerzo está costando. Los responsables europeos deben concentrarse en las medidas que hagan posible el crecimiento económico y apoyar sin fisuras el funcionamiento de un mercado de trabajo como el español, que empieza a responder a las exigencias que presenta la difícil realidad que estamos viviendo.

A FAVOR

Julio Pomés , presidente del «think tank» Civismo

Tanto el FMI como el vicepresidente de la Comisión Europea han recomendado la misma receta a España: bajar los salarios un 10% y que los empresarios contraten más trabajadores. Es cierto que una menor disponibilidad financiera lastraría el consumo, pero los beneficios de esa austeridad son más importantes. Sorprende que el Gobierno, la oposición, los sindicatos y la patronal hayan rechazado la recomendación del FMI y la Comisión. Estos políticos (en sentido amplio) son conscientes de que la reforma laboral mantendrá el desempleo por encima del 25% los próximos cuatro o cinco años. También saben que la austeridad que nos proponen ha conseguido el crecimiento en Irlanda, Letonia, Estonia y Lituania. Duele que esos «lobbies» de poder prefieran el crimen social del paro al coste de tomar medidas impopulares.

Nuestro país necesita hacer una devaluación interna drástica si quiere mejorar su competitividad, porque ya no es factible hacer una devaluación de la moneda como las seis que hubo entre 1976 y la llegada del euro. El coste de la mano de obra supone el 60% de los costes de la empresa. Si los salarios descendieran un 10% y se incrementara la contratación de trabajadores las exportaciones aumentarían, nuestro turismo sería más competitivo y atraería más visitantes, la seguridad social ahorraría muchas prestaciones de desempleo y las empresas mejorarían sus resultados y accederían mejor al crédito.