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Empresas e instituciones crean un “lobby”

Alianza en Barcelona para ganar peso logístico

Potenciar la carga aérea, un «hub» alimentario de distribución en torno a Mercabarna y la internacionalización son los objetivos de la colaboración público-privada en el BCL

Alianza en Barcelona para ganar peso logístico abc

joan carles valero

Instituciones y empresas exportadoras ubicadas en Cataluña se han conjurado para que Barcelona gane peso como polo logístico internacional. Con la llegada a la presidencia del Barcelona Centro Logístico (BCL) del delegado especial del Estado en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZF), Jordi Cornet, se ha dado entrada en su dirección a representantes de empresas, encabezados por Ramón Paredes, vicepresidente de Relaciones Institucionales de Seat-Volskwagen, y Enric Crous, director general de Damm. Otras firmas exportadoras, asociaciones y administraciones implicadas en el transporte y la industria se integran en BCL para aunar esfuerzos público-privados y trabajar como lobby del sector.

La internacionalización es el principal objetivo del Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, que ahora a través de BCL se propone incrementar la carga aérea, en especial de los sectores de automoción, textil, moda, productos farmacéuticos y perecederos, además de convertir Barcelona en un gigantesco centro de distribución alimentaria a partir de potenciar Mercabarna como “hub”, sobre todo en los sectores de pescado, carne, fruta y verdura, flor cortada y productos elaborados (congelados, precocinados, etcétera). Desarrollar un plan de formación profesional específicamente logístico que siga el sistema dual alemán, imbricando la docencia en el aula con la experiencia práctica en la empresa, es otro de los puntos cardinales del lobby liderado por Cornet.

Facilita esas labores la existencia junto a Barcelona del puerto, el aeropuerto, el ferrocarril de ancho internacional y la Zona Franca, el mayor polígono industrial de España. Un área que ha sido valorada recientemente por la multinacional japonesa Nissan para destinar inversiones por valor de 400 millones de euros y adjudicar nuevos vehículos a su planta barcelonesa. Esta plataforma logística también ha sido apreciada por el mayor operador de puertos de carga del mundo, la compañía hongkonesa Hutchison, y por la petrolera rusa Lukoil, compañías, entre otras, que han apostado por Barcelona para instalar su base de operaciones en el sur de Europa.

Al comité ejecutivo del BCL se han incorporado también los directores generales de Mercabarna, Josep Tejedo; Meroil, Josep María Massanella y Ginès Alarcón, de la Fundación Mobile Capital, así como el presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo, Joaquim Gay, y Josep Maria Calmet en representación de los consulados extranjeros. Actualmente, BCL mantiene conversaciones con otras empresas, administraciones y asociaciones para que formen parte del nuevo consejo ejecutivo de perfil empresarial, con Santiago Bassols de director general y bajo la presidencia del delegado especial del Estado en el CZF. Basf, Solvay y Bayer son otras compañías interesadas en el desarrollo del Corredor Mediterráneo, otro de los ejes de BCL, porque facilitará el acceso de sus productos a Europa, lo que elevará la competitividad regional de Barcelona y Cataluña para las compañías globales.

Corredor de la recuperación

Los empresarios han retomado la presión para que el Corredor Mediterráneo sea la apuesta más importante de futuro de nuestro país. Las comunidades de este litoral concentran el 44% del PIB español y el 46% del sector manufacturero, una actividad económica que necesita un corredor ferroviario hacia al resto de Europa y el norte de África. No se trata sólo de raíles de ancho internacional y de trenes, sino de logística para una España en recesión que requiere de estímulos para crecer.

Un estudio del Instituto Cerdà facilitado por el CZF, subraya la importancia de que por los corredores ferroviarios de nuestro país puedan circular trenes de 750 metros de longitud, con sus correspondientes apartaderos, ya que reduciría el coste por tonelada entre un 25% y 40%, según la tipología de las mercancías. Adecuar a ese fin los corredores Madrid-Zaragoza-Barcelona-Francia y Valencia-Barcelona-Francia supondría una inversión de unos 30 millones de euros.

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