Serena Williams ya es historia: adiós en tercera ronda del US Open

La rival —Tomljanovic nunca ha pasado de cuartos de final en 'Grand Slam'— y la ronda —Williams siempre llegaba a la segunda semana— no parecían a primera vista el escenario para una despedida histórica.

Pero lo fue. Nueva York vivió un duelo emocionante, a tumba abierta, entre dos tenistas que se vaciaron. Serena, que cumple 41 años a finales de mes, dio hasta la última gota de su tenis en un juego final que se recordará siempre.

Había llegado el partido hasta el tercer set, con todo lo que se le puede pedir a la ocasión: una primera manga disputada, que se llevó la australiana por detalles, y una segunda con la emoción a flor de piel, resuelta en el 'tie break' a favor de Williams.

Es posible que en el set definitivo Serena tuviera el depósito algo vacío. Le costaba cerrar los puntos, perdió algo de movilidad. Tomljanovic lo aprovechó y se escapó en el marcador hasta 5-1, con saque para llevarse el partido. Fue un juego que no olvidarán las más de 23.000 personas que llenaba Arthurs Ashe, la pista central de Nueva York.

La australiana tuvo pronto punto de partido. Serena lo levantó con dos voleas descomunales en la red. Volvió a colocarse en el precipicio, y lo salvó con una zarpazo de derecha imposible para Tomljanovic. Llegó un tercer punto de partido, que repelió con un resto violento, inalcanzable.

El tenis, su carrera gloriosa, se le escapaba por la punta de los dedos. Y Serenaba se aferraba a la raqueta, en un esfuerzo que parecía tan vacío como sobrecogedor. Cuarto punto de partido: Serena lo domina con su derecha, como miles de veces, al fondo, potente, que doblega a la rival. En las gradas, júbilo, manos en la cabeza, saltos, caras de pasmo. Por quinta vez, Tomljanovic acudió a sacar para ganar el partido, y Williams lo devolvió con otro resto de derecha que fue un fogonazo. Había gente llorando. Serena golpeó la bola con un grito de furia, que fue la última exhalación de su tenis.

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En el sexto punto de partido, estrelló una derecha a media pista en la red. La central de Nueva York, el estadio más grande y más ruidoso del circuito, calló por un segundo. Y comenzó a aplaudir en homenaje a la mejor tenista del último cuarto de siglo.

La derrota implica algo que se daba por hecho antes de que Williams llegara a Nueva York: su carrera acabaría sin conseguir convertirse en la tenista con más títulos de 'Grand Slam' de la historia. Se quedará en 23 a uno de Margaret Court, la australiana que dominó el circuito en la década de 1970.

Tampoco se va como la jugadora con más títulos de la WTA —se centró mucho en los grandes—, ni como la que ha estado más semanas en el número uno del ranking.

Pero sí ha sido la tenista dominadora de su generación, y una figura que ha contribuido a popularizar el tenis en la minoría racial negra y cuya sombra va mucho más allá del deporte, con incursiones en la moda y en los negocios.

Después de apenas haber competido desde el Open de Australia del año pasado, solo había jugado cuatro partido en lo que va de 2022. Un par de semanas antes del comienzo del US Open, anunció en un largo artículo en la revista 'Vogue' que dejaría el tenis después del torneo neoyorquino.

No contaba para nadie y muchos creían que, como en sus dos últimos 'grandes' -Wimbledon de este año y del pasado- caería en primera ronda. Pero Williams no vino a arrastrarse en un partido homenaje. Frustró los fastos de su despedida en su debut y, en segunda ronda, despachó a la número dos del mundo, Annett Kontaveit. Algunos empezaron a soñar lo imposible, un regreso triunfal. Ante Tomljanovic su tenis dijo basta, pero dejó una despedida a la altura del esplendor de su carrera.